La espontaneidad es necesaria para todo proceso histórico: un sentir colectivo de que algo debe llevarse a cabo. Es esa conexión que no se da por palabras, ni por dinero, ni por promesas, sino por un sentir y un convencimiento de que lo existente es viejo, de que hay que construir lo posible. Bajo esta sombrilla se realizan los cambios profundos.
En el libro Ensayo de la Lucidez, Saramago plasma en forma de voto blanco, ese sentimiento colectivo de cansancio e indignación hacia los clásicos sistemas de organización y concepción del Poder.
Este libro, que me paseó este último mes entre sus páginas, me hizo entender tantas bellas cosas del Poder que tiene la ciudadanía, y al mismo tiempo me hizo entender otro elemento: la espontaneidad y el sentimiento no son suficientes; hace falta una estructura que sostenga esos sentimientos y los transforme en más que emociones dispersas e individuales, y las convierta en contrapeso de ese poder hegemónico, que tanta indignación ha causado.
Casualmente, si es que existe la casualidad, he terminado este libro hoy, a solo 6 días de la #MarchaFinDeLaImpunidad, donde nosotros, los ciudadanos, hemos decidido exigir transparencia y justicia frente a las contratacione$$$ estatales de Odebrecht. Latinoamérica ha dado sus respuestas frente a casos similares en sus países, incluyendo ayer, que Colombia arrestó a un ex-ViceMinistro por aceptar sobornos… y República Dominicana? Pa’ cuando?
Para este Domingo 22 de Enero, donde tantas personas nos reuniremos a exigir justicia ante una misma consigna: la Esperanza.
De todos modos me pregunto, luego de La Marcha: ¿Continuaremos en este letargo de Ceguera? O ¿Aprovecharemos este rayo de Lucidez para actuar?
