Sabían que Odebrecht sobrevaluaba las obras en las cuales «ganaba» contratos. Y con Odebrecht, no quede duda, los hacía también el Grupo Estrella. Sabían que Punta Catalina no podía dejar de correr la misma suerte. Lo sabían y también se sacaban fotos con Rondón.
Sabían en 2015 que no iban a debatir seriamente la reelección, sino que iban a hacer un pacto espurio para repartirse diputaciones, senadurías, alcaldías, como si el Estado fuese una piñata.
Sabían que la reelección no fue de gratis, ni a lo interno ni a lo externo.
Sabían de los sueldos de Bengoa, de Haivanjoe… Sabían del déficit fiscal de 200 mil millones, y sabían de los 40 mil millones que gastó Leonel en la victoria de Danilo.
Sabían que en 2009 el país fue regalado a Barrick Gold, a precio de vaca muerta, para llevarse el oro en camiones.
Sabían que mientras Margarita se fotografiaba en el Robert Reid, cual madrina de cuentos de hadas y su «Bien por ti», ahí mismo se morían los niños de a miles. Sabían que el ministro Hidalgo y Bauta Rojas tenían las manos con su sangre y los tienen ahí, con aire acondicionado en Palacio.
Sabían que los generadores eléctricos que ahora tanto critican los consiguieron ellos mismos, cuando privatizaron el país y todo lo que se podía privatizar.
Sabían del CEA, de la OISOE, de Félix Bautista, de la universidad en Haití. Sabían de Funglode. Sabían que, salvo que fuera imprescindible, a ninguno de los suyos se les iba a tocar, como cuando Moscoso Segarra dejó a Félix libre y feliz entre gritos de triunfo.
Sabían que en 2013 el Tribunal Constitucional estaba condenando al genocidio civil a decenas de miles de compatriotas, dejados en apatridia y desnacionalización. Sabían que esos jueces los habían puesto ellos mismos, y los defendieron por doquier.
Sabían y saben que los estatutos del PLD son violentados todos los días, cuando el Comité Central y todas las secretarías han sido clausuradas y puestas en liquidación, y el Comité Político funciona ilegítimamente como poder sin control.
Sabían que después del Congreso «Juan Bosch» iban a desmontar entero la obra de su fundador. Sabían que aquello de proclamar el «boschismo» como teoría y dizque el estudio iba a seguir existiendo, era solo para conformar a los nostálgicos. Sabían que el PLD tenía que convertirse en «maquinaria electoral» y en «fábrica de presidentes», en «vinchismo» y «balaguerismo histórico».
Sabían en 1996 que Juan Bosch tenía Alzheimer. Que no podía subir consciente a la tarima de la infamia. Que lo iban a usar de la manera más canalla y ruin, poniéndolo a levantar la mano al lado del asesino y corruptor Joaquín Balaguer, el que mató a Caamaño y a las Mirabal.
Sabían que en 1990, Juan Bosch y el PLD habían ganado. Pero prefirieron soltarlo en banda cuando «el Viejo» quiso llamar el pueblo a las calles diciendo que le tocaría jugar el papel de José Martí en Dos Ríos. Sabían que iban a esperar que las aguas se aquietaran, para después pactar con Balaguer, para que Norge y Danilo después se convirtieran en presidentes de los Diputados.
Lo sabían todo. Siempre lo han sabido.
