miércoles, abril 24, 2024
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No todo está perdido, empoderamiento y activismo ciudadano en tiempos de cólera. Por Giovanni D’Alessandro

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No todo está perdido, empoderamiento y activismo ciudadano en tiempos de cólera. Por Giovanni D’Alessandro

“La paz no viene por la ausencia de problemas sino de la presencia de Dios”. Alexander Maclaren

Definitivamente la República Dominicana tiene un camino largo y difícil por delante, en la lucha por lograr una democracia plena. Pero eso no debe bajo ningún precepto desanimarnos. Por el contrario, los retos que lucen imposible son los que mueven a las personas excepcionales a hurgar en su intelecto, buscar e implementar posibles soluciones. Nosotros los dominicanos no somos la excepción a esa regla, sobre todo cuando nos sentimos acorralados.

El activismo social no es algo nuevo en nuestra isla, como citase el activista Héctor Turbí: “el primer gran movimiento sociopolítico que incorporó a las masas populares campesinas a un proceso político de reafirmación de la independencia nacional, en los hechos verdadera independencia, fue la guerra restauradora (1863-1865). Movimiento social y movimiento político partidario no tenían en ese tiempo las fronteras de partidos por un lado y organizaciones sociales por el otro como se conoce hoy”.

Tiempos de Cólera

El contexto actual que vive nuestra nación, donde las instituciones que deben regular, controlar, disciplinar y servir de árbitros en los distintos estamentos del gobierno central y municipal, así como en los procesos y sistemas que sirven de soporte para impartir justicia, asegurar la democracia, y salvaguardar el uso racional y la calidad del gasto del erario; hoy día se encuentran secuestrados por un partido político, a tal extremo, que no existen condiciones confiables para asegurar a la ciudadanía, un clima de respeto a sus derechos básicos, su seguridad jurídica y ciudadana, y la procura de pasos a brindar iguales oportunidades y equidad. Por el contrario, tenemos un grupo de políticos, decidida y abiertamente, buscando enriquecerse y servirse del estado, sin importarles las consecuencias a las mayorías.

En esa desenfrenada carrera de permanecer a toda costa en el poder, ese partido y sus aliados no han escatimado esfuerzos en controlar medios de comunicación, hacedores de opinión pública, así como la compra y silencio de conciencias al servicio de sus propósitos, en base a empleos, contratos, becas y prebendas a sus hijos y familiares, y en algunos casos hasta la presión a través del chantaje económico y fiscal.

Empoderamiento y Activismo Ciudadano

Es por tal razón que nuestra sociedad debe con urgencia procurar, un común denominador que nos unifique y articule en la lucha por construir un músculo de poder, necesario para contrarrestar poderosa hegemonía partidista que monopoliza de poder. En esa tarea de empoderamiento, articulación, acompañamiento y lucha ciudadana, debemos ganarnos entre sí: el favor, la confianza y el respeto todos los grupos y sectores sociales, así como la ciudanía independiente y huérfana de todo esquema político partidario; y esto a todo lo ancho y largo de nuestra geografía, y en la diáspora dominicana en el extranjero.

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Tenemos un rival formidable, astuto, inteligente, y poderoso en todos los sentidos, que usará todos los medios para impedirlo, pero tenemos a nuestro favor su desgaste, su desprestigio moral y gerencia, su ineficacia para solucionar los problemas estructurales, endémicos por más de medio siglo en nuestro país, le han costado la pérdida de su credibilidad. Igualmente, vivimos en un ambiente convulsionado por la inseguridad, la delincuencia, la falta de empleos, ineficiente y casi inexistente salud pública, inseguridad judicial, pésimos salarios públicos y privados, alto costo e ineficiente servicio de energía eléctrica, del transporte, carencia de agua, mal estado de las vías públicas en los barrios y parajes suburbanos. Falta de protección y salvaguarda de los recursos naturales y el medio ambiente, que más bien se traduce en un contubernio en la explotación indiscriminada. Y para colmo, una fallida política y gestión de migratoria que empeora todo lo antes mencionado.

Todo esto favorece que podamos echar a un lado los temas que nos desunen, o que simplemente no son prioritarios para las partes, y asirnos de los temas que sí son una prioridad nacional, temas que deben ser encarados de manera decidida, de manera que podamos lograr una agenda común para que juntos podamos construir un pacto social que nos sirva de marco de referencia para poder llegar a ser un nación más justa, más equitativa, y menos desigual: preocupada por su medio ambiente y sus recursos naturales no renovables.

Para ellos, como dice Juan Carlos Monedero, “tendremos que transitar por la desobediencia y la ingobernabilidad, de manera que podamos construir ese pacto social que asuma una democracia de alta densidad y todos los retos ella que conlleva. Pensar, ¿qué queremos conservar, qué queremos desterrar y qué necesitamos construir? Lo cual, no se hace en un par de años, nos tomará tiempo; reclamando sin violencia, con demandas que beneficien a las mayorías, pura desobediencia civil, la que está detrás de la dignidad política de nuestras democracias. Dinamitando la «autorización política», romper el silogismo falaz que afirma: [La democracia es votar, que los gobiernos electos son democráticos, y que los gobiernos pueden hacer cualquier cosa hasta las próximas elecciones]. Con la pérdida de la autorización, ningún gobierno tiene un cheque en blanco, aunque saque mayoría absoluta en las elecciones”.

Mientras los movimientos sociales debemos construir esa ciudadanía, peldaño a peldaño, con asambleas barriales, sectoriales y campesinas, convocando concentraciones, para que sus problemas sean hechos voz. Por eso el recién certamen y resultado electoral, nos ayuda en nuestros propósitos de liberación. Porque a ese gobierno resultante, se le está dificultando cada vez más, dar soluciones a los problemas, por su esquema clientelar y populista, y este pueblo se está cansando de tantas mentiras, por lo que el sentimiento de frustración se agudizará más y más, contribuyendo a sumar más simpatizantes activistas. Igual sucede con los partidos de oposición, que deben reinventar sus caminos para reencontrase con el anhelo popular.

El camino para lograr  la emancipación, dice Monedero, tiene tres fuentes: la reforma, la revolución y la rebeldía. Senda por donde deberá transitar el movimiento, y de las cuales seguiremos conversando, dejándole claro, por ahora, a los jóvenes, que por esa ruta que tendrán la capacidad de cambiar el futuro del país, y Dios quiera y así sea.