viernes, abril 26, 2024
Inicio Puntos de Vista No todo está perdido: La articulación y construcción del poder desde abajo. Por Giovanni D’Alessandro

No todo está perdido: La articulación y construcción del poder desde abajo. Por Giovanni D’Alessandro

0
No todo está perdido: La articulación y construcción del poder desde abajo. Por Giovanni D’Alessandro

“Las grandes cosas tienen inicios pequeños. Cada aguacero es solo una gota, cada fuego es una chispa, cada cosecha es solo una semilla, cada viaje es solo un paso porque sin pasos no hay viaje.”  William Wilberforce

Nuestro gobierno está entrampado en las marañas de la cúpula de su propio partido, comprometido con la mala conducta de más de doce años ininterrumpido de gobierno, que han promovido y protegido el enriquecimiento ilícito de sus élites y la de sus aliados. Precisamente ayer lunes, el gobierno convocó una reunión de emergencia, donde se comprometió a implementar un mecanismo para garantizar transparencia en las metas del presidente Danilo Medina; otra promesa escéptica ante la experiencia de otras, como la del Código de Ética e Integridad Gubernamental, hecha al principio de su primer mandato, código que aún los dominicanos esperamos ansiosos ver cumplir, y no que sea un mero anuncio inobservado.

Tiempos de Cólera

En mi anterior artículo expliqué el contexto en el cual vivimos, detallando  la carencia y falta institucionalidad de nuestro país; característica imprescindible para impartir justicia, asegurar la equidad y suplir la solidaridad de una democracia de alta densidad  que garantice el uso ético, racional y la calidad del gasto del erario; así como el  secuestro de estas instituciones por un partido político. Ante tal panorama, una gran parte de los dominicanos se siente desesperanzada y sin un horizonte claro para emanciparnos de esta deplorable situación. Hoy seguiremos exponiendo la ruta para comenzar a entender el camino a tomar para liberarnos de este tenebroso futuro.

Empoderamiento y Activismo Ciudadano

Para contrarrestar la poderosa hegemonía partidista que monopoliza el poder, los dominicanos tenemos la prioritaria tarea de empoderarnos, articularnos, acompañarnos en la lucha ciudadana.  En ese proceso señala Isabel Rauber, no existen recetas y es imposible darlas, más bien continúa, “ayuda conocer pasos metodológicos de experiencias de articulación que impulsaron con fuerza procesos sociales y políticos en determinados momentos, avanzando hacia la conformación de actores colectivos”. A lo que ella expone sintéticamente los pasos concretos de articulación elaborados a partir de esas experiencias y que yo estaré citando:

Descubrir los elementos aglutinantes: Ella propone que descubramos qué elementos, nos unen y vinculan, cuáles son esos vasos comunicantes de las problemáticas de unos y otros. Cuáles acciones solidarias entre unos y otros nos pueden enlazar con vínculos sólidos. “Es decir, hay que articular y llevar adelante las reivindicaciones como comunes al conjunto de la sociedad, donde obviamente enfrentamos a un enemigo común”. Citando a J. Rigane.

Identificar los nudos intermedios para construir redes: Es central identificar en cada momento, cuáles son los temas problemas comunes o colindantes y cuáles –sobre esa base  podrían ser los ejes articuladores. Se trata de una labor con un perfil y una proyección eminentemente políticos.

Definir el problema central: El camino debe pasar por localizar, identificar y definir cuál es el problema medular que “atraviesan” los ciudadanos y las ciudadanas de un país. En República Dominicana es aparentemente obvio, uno de los principales es la carencia de instituciones sólidas, así como la carencia de oportunidades, entre otros. En la reciente lucha por una Educación Digna, el Problema central que nos unió fue el incumplimiento de la Ley 97-66 que asignaba el 4% del PIB para la Educación, y reiterativamente era incumplida por los gobiernos de turnos.

Disputar el sentido (conjugar el por qué y el para qué): Los colectivos sociales en lucha y movilización es importante que el conjunto de su membresía comprenda claramente por qué y para qué emprende determinada acción. Definir una posición propia sobre la cual crecer, protagonizar, construir, acumular. Lo que significa, presentar propuestas basadas en principios, para las soluciones de los problemas, para ser asumidas de manera conjunta en negociaciones, entre el gobierno y las organizaciones o comunidades, pero nunca claudicando los principios.

Participar como protagonistas: No podemos ser pasivos, debemos actuar y ser protagonistas y participes de nuestras demandas y reivindicaciones. Esto es un componente metodológico vital en la construcción de poder, conciencia, saber y organización desde abajo… desde las diferentes instancias de producción, desde el territorio, desde los barrios… creemos que el poder existe y lo que tenemos que buscar son los mecanismos de hacer efectivo ese poder, donde lo participativo es fundamental en los niveles local y nacional.

Partir de la cotidianidad de la población: Sus valores individuales, familiares y sociales.

Reconocer la importancia del espacio comunitario: Como por ejemplo, en el caso de las madres empleadas, desarrollar redes de apoyo mutuo para el cuidado y alimentación de los niños de unas mientras las otras trabajan, y viceversa. Un modo de vida diferente, basado en la horizontalidad y democratización solidaria de responsabilidades y tareas se va conformando a través de estas prácticas en la dimensión comunitaria. Pero esto no es suficiente, resulta vital incorporar a los hombres a esta gesta, y al Estado. Mientras que la realidad familiar continúe pesando esencialmente sobre la mujer, no cambiará nada. Pero, a partir del momento donde se genere un movimiento de cara a la resocialización de los hombres dentro del sentido indicado antes, se llegará.

Ir “de lo pequeño a lo grande”: Emprender acciones que permitan la mayor participación de la población en un determinado momento; así como no pensar en minoría, ni como minoría, asumiendo la realidad social, su dinámica y transformaciones posibles, desde las mayorías, con las mayorías y para las mayorías, pensando y proyectándose como mayoría. Un ejemplo sencillo: el “apagón” anti-neoliberal realizado en Argentina en épocas del segundo gobierno menemista, cuando era difícil que la población se manifestara masiva, abierta y simultáneamente en todo el país. La propuesta de la oposición fue entonces la de llamar a la ciudadanía a apagar la luz de las viviendas, de las tiendas, de los bares, etc., durante 15 minutos, en señal de rechazo a la política gubernamental, un día a una determinada hora. Para lograrlo, insistió durante meses repitiendo: “Apague la luz, apague la luz…”. El día señalado, el apagón se efectuó masivamente en todo el país.

El ejemplo mencionado –que no abre juicios acerca de los convocantes , permite ver como un mínimo hecho (mínimo enfocado individual y aisladamente en cada caso), deja un saldo positivo en la población, una conciencia de participación en el proceso de oposición. Porque todos los que hicieron posible el “apagón” sabían que estaban apagando la luz contra el modelo socioeconómico defendido e implementado por el gobierno de turno. Aquella fue una forma de participación política con un alcance mayor que otras posibles acciones muy llamativas que podrían realizar determinados grupos de personas.

En el proceso de ir “de lo pequeño a lo grande”, también requiere que seamos protagonistas. Se trata que el pueblo, en sus diversos sectores, sea protagonista. La persistencia en la pretensión de sustitución del protagonismo social por parte de los partidos políticos  autoconsiderados “representantes” resulta a tales fines, además de políticamente obsoleta, contraproducente.

Construir una alternativa político-electoral: Hacer de los nexos articuladores la base para la construcción del sujeto colectivo con una propuesta programática para el cambio. Esta definición estratégica-coyuntural clara es vital porque define que el movimiento tiene vocación de diputar poder (el sentido de la política) para intervenir en la realidad y cambiarla. Un movimiento social que se declara solamente reivindicativo, que reniega de construir las propuestas de superación de lo que denuncia, que reniega de la construcción de poder propio o de darle un sentido político a esa construcción, interviniendo en las elecciones parlamentarias y nacionales para cambiar la realidad en sentido favorable a sus propuestas y búsquedas, por muy articulado que esté, si no tiene se traduce en fuerza socio-política con capacidad para cambiar la realidad sobre la que protesta, termina disolviéndose, fragmentándose, frustrándose y aportando votos a los partidos de siempre. Esto implica también, poco a poco, ir poniendo en común un proyecto y una visión estratégicos, y -precisamente por ello-, es uno de los desafíos fundamentales a resolver.

Construir un nuevo tipo de representación y organización política: político social: El proceso de construcción articulación de los actores sujetos en sujeto popular (sociopolítico) se asienta en una nueva y diferente relación respecto de las tradicionales concepciones entre partido, clase, pueblo y movimiento: sin ordenamiento ni subordinaciones jerárquicas entre los actores, sin vanguardias iluminadas ni sujetos de primera, de segunda, o de tercera clases. La apuesta es, en primer término, construir nodos de convergencia social a partir de la articulación de reivindicaciones sectoriales e intersectoriales, basándose en la profundización de la participación, y en el despliegue de relaciones (cada vez más) horizontales entre los actores participantes de las articulaciones (redes, frentes, coordinaciones). Construir la conducción colectiva del proceso de resistencia y luchas sociopolíticas.

Y por último Rauber nos sugiere, atender la formación política y construir un nuevo pensamiento estratégico revolucionario: Esto hace referencia explícita a la necesidad de actualizar la crítica al capitalismo tal cual existe hoy, lo que supone pensar paralelamente y a la vez en su superación radical. Y esto obliga a incluir las reflexiones sobre las experiencias socialistas que existieron y existen, con verdadero espíritu autocrítico, es decir, sin superficialidades ni omisiones acerca de los logros  que los hubo, ni de los errores  que también los hubo; es la mejor forma de rescatarlas como gigantescos laboratorios sociales de la humanidad en su búsqueda y empeño por construir un futuro sin explotación, sin discriminación y sin destrucción de la naturaleza. Nos invita a desarrollar una nueva cultura política e ideológica que permita recuperar la riqueza contenida en las experiencias y miradas de los distintos actores sociopolíticos.

Como pudimos ver en este recorrido superficial al pensamiento de esta autora, República Dominicana, apenas comienza a dar los primeros pasos, que Dios permita, sean el viaje sin retorno a una nueva vía de obtener una sociedad más justa, equitativa y solidaria.