Germán expresó: En los tiempos de dignidad, un profesor no hubiera aceptado un corrupto en sus aulas e igual que los demás el pan de enseñanza.
En los tiempos de la dignidad, un hombre no podía pasear impunemente su fortuna ni su dinero. En los tiempos de dignidad, un hombre medianamente señalado por actos de corrupción, no se había amparado en una curul para evadir su responsabilidad de rendir cuentas.
En los tiempos de dignidad, no hubiera intentado la UASD limpiar con el título el indigno privilegio de luchar de las arcas del estado.
En los tiempos de dignidad, no se hubiera perpetrado la más grotesca burla a un estudiantado que a voces repudiada todo lo que ocurría en aquella sala.
Pero no estamos en los tiempos de dignidad, estamos en los tiempos del PLD.