En la primera vista pública sobre la reforma fiscal en el Congreso, Ricardo Ripoll alzó la voz de manera contundente en representación de los ciudadanos dominicanos, criticando duramente la falta de consenso y la naturaleza desigual de la propuesta. Ripoll, conocido por su firme defensa de los derechos de los contribuyentes y su activismo en temas sociales, no dudó en señalar las fallas de este proceso legislativo.
Ripoll comenzó su intervención aclarando que su participación no era para abogar por el gremio al que pertenece, el Consejo del Conglomerado de las Plataformas Digitales, sino para defender a todos los dominicanos. “Si algo ha salido a relucir en estos últimos días es que realmente no se consensuó la reforma fiscal”, afirmó Ripoll, argumentando que los ciudadanos no rechazan los impuestos, sino la manera en que se pretende implementarlos, afectando directamente a la clase trabajadora.
Con indignación, Ripoll subrayó las propuestas de gravar productos esenciales y de uso común como las cajas fúnebres y el agua, y sugirió alternativas más sensatas, como gravar los plásticos y el «Foam» de un solo uso. “No estoy en contra de los impuestos, pero hay que buscar mecanismos que no afecten a los más vulnerables. En lugar de grabar el agua, ¿por qué no gravamos los plásticos de un solo uso que tanto daño hacen al medio ambiente?», propuso Ripoll.
Uno de los puntos más críticos de su intervención fue cuando Ripoll denunció que el proceso de consulta pública estaba diseñado para fracasar. Expresó su molestia porque a pesar de tratarse de temas de vital importancia para la economía nacional, los participantes apenas contaban con 3 o 5 minutos para expresar sus opiniones. Además, reveló una incongruencia en el proceso al señalar que a la iglesia cristiana se le concedieron excepciones en una reunión privada, poniendo en duda la transparencia y equidad de las audiencias públicas.
Ripoll concluyó con una propuesta directa: la reforma debe ser retirada y reestructurada desde cero, con un verdadero consenso entre todos los sectores afectados. “Este espacio no se puede validar. Esta reforma hay que sacarla de aquí, agarrar ese esqueleto y de ahí empezar una nueva realmente consensuando y dialogando con todos los diferentes sectores”, fueron sus palabras finales, dejando claro su rechazo absoluto a un proceso que considera viciado desde sus raíces.