Durante su tiempo en la Casa Blanca, Donald Trump mantuvo una postura dual respecto a Venezuela: mientras criticaba públicamente al Gobierno de Nicolás Maduro, en privado lo elogiaba por ser un líder «fuerte». Así lo reveló Olivia Troye, exasesora de seguridad nacional del entonces vicepresidente Mike Pence, en una entrevista con EFE.
Troye, quien fue testigo de estas declaraciones durante reuniones en las que participaba, describió cómo Trump mostraba admiración por dictadores y líderes autoritarios, incluida su simpatía por Maduro, lo que contrastaba con su discurso oficial que promovía la libertad para Venezuela. Esta incongruencia generaba confusión en el equipo de la Casa Blanca.
«Escuché a Trump apoyar a Maduro en privado, mientras en público se presentaba como alguien comprometido con sacar a Maduro del poder», comentó Troye, quien dejó en claro que estas contradicciones la llevaron a cuestionar las verdaderas intenciones de la administración.
Además, Troye relató su decepción al ver cómo Trump jugaba con temas delicados en lugar de liderar con coherencia, algo que también observó en su retórica antiinmigrante. Ella, de origen mexicano, mencionó el impacto de sus palabras en las comunidades latinas, como ocurrió durante el tiroteo en El Paso en 2019, cuando el agresor utilizó un discurso similar al de Trump para justificar su ataque.
Troye señaló que su tiempo en la Casa Blanca estuvo marcado por la preocupación sobre cómo los comentarios de Trump afectaban directamente la vida de los estadounidenses, especialmente en las comunidades migrantes, con quienes ella mantenía vínculos personales y familiares.
