Donald Trump marcó un hecho sin precedentes el domingo al convertirse en el primer presidente estadounidense en funciones en asistir al Super Bowl de la NFL. El evento se llevó a cabo en el Caesars Superdome de Nueva Orleans, donde los Kansas City Chiefs buscaban un histórico tricampeonato frente a los Philadelphia Eagles.
El espectáculo deportivo más importante de Estados Unidos también contó con la presencia de figuras destacadas como la cantante Taylor Swift y el futbolista Lionel Messi, quienes se sumaron a una lista de invitados de lujo.
Trump llegó a Nueva Orleans tras un vuelo desde Florida y fue escoltado en una caravana presidencial desde el aeropuerto hasta el centro de la ciudad. Su asistencia ha generado opiniones divididas, con algunos ciudadanos cuestionando el uso de recursos oficiales para acudir a un evento de entretenimiento mientras persisten desafíos nacionales.
El inusual gesto del mandatario subraya su inclinación por movimientos simbólicos que acaparan la atención pública, dejando abierta la discusión sobre el impacto de su participación en el Super Bowl en su imagen política.
