New York, EE.UU. El alcalde de Nueva York, Eric Adams, agradeció este martes al Departamento de Justicia de la administración de Donald Trump por ordenar a la fiscalía que retire los cargos por corrupción que pesaban en su contra. El anuncio marca un giro inesperado en un caso que ha generado polémica y sospechas sobre una posible injerencia política en el sistema judicial estadounidense.
«Agradezco al Departamento de Justicia por su honestidad», expresó Adams en un comunicado. «Nunca infringí la ley ni pedí a nadie infringirla en mi nombre o en nombre de mi campaña». Con la resolución de su caso, el alcalde neoyorquino aseguró que ahora podrá centrarse en el futuro de la ciudad, mientras se prepara para su posible reelección en 2025.
Adams, de 64 años, había sido imputado en septiembre pasado por cinco cargos penales, incluyendo soborno y fraude. La investigación giraba en torno a presuntas donaciones ilegales recibidas durante su campaña electoral de 2021 y el supuesto intercambio de favores con empresarios y funcionarios turcos a cambio de lujosos regalos. En octubre, la fiscalía de Manhattan había insinuado que podría ampliar las acusaciones, lo que incrementó la presión política sobre el alcalde demócrata.
Sin embargo, el Departamento de Justicia designado por Trump intervino directamente en el caso, ordenando a la fiscalía que retirara los cargos. Este movimiento ha sido interpretado por analistas políticos como una posible muestra de favoritismo o influencia desde la Casa Blanca, lo que reaviva el debate sobre la independencia judicial en Estados Unidos. Aunque la fiscalía federal en Manhattan aún no se ha pronunciado sobre la decisión, el hecho ha generado reacciones encontradas en el ámbito político y mediático.
Adams, quien pertenece al ala conservadora del Partido Demócrata, ha mantenido en los últimos meses una relación conciliadora con Trump. En enero, asistió a la investidura del presidente republicano, un gesto que fue interpretado por algunos sectores como una estrategia para buscar un posible indulto. Además, en diciembre recibió a Tom Homan, el funcionario a cargo del programa de deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados, lo que generó críticas entre grupos progresistas y defensores de los derechos de los migrantes.
La decisión del Departamento de Justicia ha puesto en el centro del debate el rol de Adams en la política neoyorquina y su relación con la administración Trump. Aunque el alcalde ha asegurado que su prioridad es la gestión de la ciudad y la seguridad de los neoyorquinos, su acercamiento al presidente republicano podría redefinir su posicionamiento político dentro del Partido Demócrata.
«Entiendo que muchos neoyorquinos sigan cuestionando mi carácter», admitió Adams en su declaración pública. «Han sido los peores 15 meses de mi vida», agregó, en referencia al período en que fue investigado.
Mientras Adams busca proyectar una imagen de estabilidad y liderazgo, la controversia en torno a la intervención del Departamento de Justicia sigue latente. En un año preelectoral, donde la relación entre la administración Trump y los líderes demócratas es clave, el desenlace de este caso podría tener implicaciones no solo para la política neoyorquina, sino también para el panorama nacional en Estados Unidos.