Somos Pueblo. – Elon Musk, el hombre más rico del mundo y uno de los personajes más influyentes de la actualidad, ha expresado recientemente su apoyo a una política exterior radical para Estados Unidos, alineándose con la postura de su aliado político, el presidente Donald Trump. En un comentario publicado en su red social X, Musk respaldó la idea de que EE.UU. debería abandonar tanto la OTAN como la ONU, dos de las organizaciones internacionales más influyentes en las que el país participa activamente desde mediados del siglo XX.
El empresario, conocido por su liderazgo en compañías como Tesla y SpaceX, ha ganado un poder creciente en la administración de Trump, donde se le ha confiado la dirección del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). Este organismo tiene la responsabilidad de implementar medidas drásticas de recorte en el gasto público, una política que ha generado tanto elogios como controversias.
El comentario de Musk sobre la OTAN y la ONU no es un acto aislado dentro de sus recientes posicionamientos políticos. A lo largo de su relación con la administración Trump, el magnate ha mostrado una tendencia a favorecer un enfoque más nacionalista y aislacionista en la política exterior de Estados Unidos. Al decir «Estoy de acuerdo» en respuesta a un usuario que abogaba por el retiro de EE.UU. de estas dos instituciones, Musk no solo reafirmó su apoyo a las ideas de Trump, sino que también abrió un debate sobre el futuro de la diplomacia estadounidense en un contexto global cada vez más incierto.
Desde que se unió al gobierno de Trump, Elon Musk ha consolidado una posición privilegiada, que algunos consideran demasiado influyente para un empresario sin un cargo formal en el Gabinete. Aunque no ocupa una función oficial, Musk tiene la capacidad de dirigir políticas clave que afectan a millones de estadounidenses. Su rol en el DOGE, encargado de recortar el gasto público, le ha dado un poder considerable, especialmente en un momento en que el gobierno enfrenta presiones fiscales y económicas.
Su influencia se vio reflejada en un incidente reciente en el que Trump, durante una reunión de gabinete, cedió la palabra a Musk para que expusiera sus planes de eficiencia. En tono jocoso, el presidente Trump sugirió que cualquier miembro de su gabinete que no estuviera de acuerdo con las políticas del magnate podía abandonar el gobierno, aplaudiendo la audaz estrategia de recortes. «¿Hay alguien que no esté contento con Elon? Si es así, lo echaremos de aquí», dijo Trump, evidenciando su apoyo incondicional al multimillonario.
Sin embargo, la relación de Musk con algunos miembros del equipo de Trump no está exenta de tensiones. Diversos informes indican que varios funcionarios federales han comenzado a ver con recelo las prácticas de Musk, que incluyen la implementación de medidas drásticas como despidos masivos en el sector público. Esta dinámica ha elevado las tensiones dentro del Ejecutivo, lo que podría generar fricciones en la forma en que se implementan los recortes y las reformas.
El enfoque de Musk hacia la administración pública está marcado por una visión empresarial que prioriza la eficiencia a expensas de la estabilidad laboral. Recientemente, la Oficina de Gestión de Personal (OPM), bajo instrucciones de Musk, envió un correo electrónico a los funcionarios federales en el que se les solicitaba un reporte sobre las cinco tareas más importantes que habían completado. Aquellos que no cumplieran con esta solicitud serían despedidos. La medida generó preocupación en varios departamentos, que indicaron que no estaban obligados a seguir las órdenes de Musk, evidenciando la falta de consenso dentro del propio gobierno.
Musk, por su parte, defiende su enfoque, asegurando que su labor es una «asistencia técnica» esencial para evitar que el gobierno de EE.UU. caiga en la bancarrota. En sus intervenciones, el magnate ha afirmado que los recortes son indispensables para la supervivencia económica del país, dado el nivel de deuda y el gasto público. Sin embargo, el debate sobre sus métodos y su creciente poder político sigue siendo un tema sensible en Washington.
El reciente respaldo de Musk a la retirada de Estados Unidos de la OTAN y la ONU puede tener implicaciones significativas para la política exterior del país. Si bien esta postura no es nueva dentro del discurso de Trump, el apoyo de Musk a esta causa sugiere que el ala más radical del Partido Republicano podría estar ganando terreno en la formulación de la estrategia internacional de EE.UU.
La OTAN y la ONU han sido dos pilares fundamentales de la política exterior estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial. La salida de estas organizaciones podría marcar un cambio de paradigma en la forma en que EE.UU. se relaciona con el resto del mundo, lo que podría tener repercusiones tanto en la seguridad global como en la diplomacia internacional.