Somos Pueblo – Decenas de manifestantes marcharon el domingo por las colinas de Puerto Príncipe, capital de Haití, exigiendo el fin de la violencia de las pandillas y la renuncia tanto del primer ministro del país como del consejo presidencial de transición.
La movilización ciudadana se produce en un contexto de creciente inseguridad, con bandas armadas que intentan tomar control total de la ciudad. Los manifestantes denunciaron la inacción del gobierno y el deterioro acelerado de la seguridad, mientras exigían cambios urgentes en el liderazgo político.
“Lo único que el pueblo haitiano pide es seguridad”, expresó Eric Jean, conductor de autobús de 42 años, quien participó en la marcha con una bandera nacional atada al cuello. “Estamos perdiendo más barrios, más personas están muriendo, más personas están huyendo de sus hogares”, añadió.
Entre los manifestantes también estuvo Marc Étienne, de 39 años, quien aseguró haber perdido su vivienda y su negocio tras el avance de las pandillas. Actualmente vive en un campamento improvisado. “Haití no puede ser gobernado entre amigos. La ciudad está muriendo porque el consejo no está haciendo nada”, dijo.
La protesta se realizó un día después de un homenaje a varios líderes comunitarios asesinados recientemente por pandillas. En el barrio de Canapé-Vert, una de las pocas zonas que aún no ha caído bajo control de las bandas, los asistentes al memorial gritaron “¡Libertad o muerte!” mientras alzaban los puños y condenaban la violencia.
Videos difundidos en redes sociales mostraron a líderes comunitarios armados y enmascarados rindiendo tributo a los caídos. Canapé-Vert se ha convertido en símbolo de resistencia, impulsado en parte por exagentes policiales organizados que lideran comités de defensa barrial.
Las manifestaciones reflejan la creciente frustración popular ante una crisis humanitaria agudizada. Según datos de la ONU, más de 1,600 personas fueron asesinadas y 580 resultaron heridas entre enero y marzo de este año. En 2023, más de 5,600 personas murieron a causa de la violencia armada, y un millón ha quedado sin hogar.
Los ataques de las pandillas han alcanzado incluso zonas residenciales como Delmas 30 y el área cercana a la embajada de Francia. En uno de estos ataques, 21 personas murieron y ocho resultaron heridas. En otro, al menos 30 personas fueron asesinadas mientras se desplazaban en vehículos de transporte público.
El informe de la misión política de la ONU en Haití (BINUH) advierte que la naturaleza brutal e indiscriminada de estos ataques forma parte de una estrategia para sembrar pánico y debilitar la resistencia de las comunidades.
En respuesta, la Policía Nacional de Haití ha sido reforzada por una misión de seguridad liderada por Kenia, bajo auspicio de la ONU, pero la operación aún no cuenta con el personal ni los recursos prometidos. Actualmente solo hay 1,000 agentes desplegados de los 2,500 previstos.
El viernes, el gobierno de Estados Unidos designó como organizaciones terroristas extranjeras a dos de las principales bandas del país: Viv Ansanm y Gran Grif. Aunque la medida busca aislar a los grupos armados, organizaciones humanitarias han expresado preocupación por los efectos colaterales, ya que en muchas comunidades se negocia con estas bandas para poder entregar alimentos y agua.