Somos Pueblo – Ha pasado un mes desde el colapso del techo de la discoteca Jet Set, ocurrido la madrugada del 8 de abril, y cuyo saldo asciende a más de 230 personas fallecidas y más de 180 heridas. A pesar del impacto nacional, las investigaciones continúan sin resultados públicos, y ninguna persona ha sido formalmente imputada.
Durante estas semanas, el país vivió un luto nacional extendido más allá del asueto de Semana Santa, más de 15 demandas civiles fueron interpuestas ante la justicia, se realizaron homenajes, vigilias, presentaciones de proyectos de ley para reforzar las inspecciones estructurales, y no faltaron controversias, como personas haciéndose pasar por rescatistas.
En las primeras horas tras el derrumbe, una llamada de emergencia realizada por la gobernadora de Monte Cristi, Nelsy Cruz, al presidente Luis Abinader, activó el protocolo de rescate. La propia funcionaria fue una de las primeras víctimas fatales confirmadas. Su hermano, el expelotero de Grandes Ligas Nelson Cruz, la despidió entre lágrimas en un velatorio realizado en la sede de la Gobernación.
La tragedia ocurrió durante una presentación del merenguero Rubby Pérez, cuya hija, Zulinka Pérez, también se encontraba en el escenario. Fue ella quien relató que el colapso ocurrió segundos después de interpretar una canción junto a su padre. Ambos sobrevivieron, pero Rubby Pérez falleció horas más tarde, a las 5:36 de la tarde del mismo martes.
El fallecimiento del artista fue seguido por una ceremonia en su honor celebrada en el Ministerio de Cultura. Su hija Zulinka anunció la creación de la orquesta “Los Hijos de Rubby”, que debutará en Venezuela el próximo 15 de junio.
Los testimonios de sobrevivientes describen señales previas al derrumbe, como polvo cayendo del techo y agua acumulada en los plafones. Sin embargo, la magnitud del evento sorprendió a todos.
En los días posteriores, el general Juan Manuel Méndez, del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), afirmó entre lágrimas que este fue el momento más difícil de su carrera.
La zona cero fue convertida en un memorial improvisado con velas, fotos y mensajes de justicia. Paralelamente, el Ministerio Público y la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica (ONESVIE) iniciaron investigaciones técnicas y penales, pero aún no han presentado cargos ni ofrecido informes conclusivos.
Al menos 16 demandas civiles han sido presentadas ante la Fiscalía del Distrito Nacional, muchas dirigidas contra Antonio Espaillat, propietario principal del Jet Set. Las querellas alegan falta de mantenimiento y sobrecarga del techo como causas del colapso.
Espaillat ofreció su primera entrevista pública dos semanas después del hecho. Afirmó que se enteró de la tragedia estando en Las Vegas y que el colapso de plafones por agua era algo “normal” en el lugar. Sus declaraciones contrastaron con videos y testimonios que mostraban señales de deterioro previas.
Días más tarde, el Ministerio Público inmovilizó bienes del empresario tras detectar maniobras para transferir propiedades. Aunque la defensa desestimó estas acusaciones, el hecho elevó las tensiones legales.
El equipo legal de Espaillat está conformado por los abogados Jorge Luis Polanco, Miguel Valerio y Ramón Núñez.
A pesar del peso humano, mediático y simbólico de la tragedia, hoy la zona cero permanece en silencio. No hay acusados, no hay imputaciones, y muchas de las víctimas aún luchan con lesiones físicas, psicológicas o el peso de la impunidad.
