Somos Pueblo. – La lucha por la preservación del Monumento Natural Cuevas del Pomier ha sido una bandera del activismo ciudadano durante años. Colectivos como Somos Pueblo en la figura de Ricardo Ripoll han denunciado insistentemente la explotación minera en esta área protegida, exigiendo al gobierno una respuesta firme ante el deterioro ambiental. Sin embargo, aunque el presidente Luis Abinader anunció en su discurso de rendición de cuentas la paralización de la minería en la zona, evitó reconocer explícitamente el rol de estos actores en la lucha que ha llevado a esta decisión.
Más allá del anuncio presidencial, cabe preguntarse: ¿es esta medida una respuesta directa al diálogo ejercido por el activismo?
Ubicadas en San Cristóbal, las Cuevas del Pomier son un sitio arqueológico y natural de incalculable valor. Protegidas por la ley desde 1969 y declaradas Monumento Natural en 2002, su uso debería estar limitado a la investigación, el ecoturismo y la educación. Sin embargo, la minería ha continuado operando en la zona, tanto legal como ilegalmente, en un evidente incumplimiento de la normativa vigente.
Durante años, las denuncias de activistas han puesto el foco en este problema. Somos Pueblo, a través de investigaciones, reportajes y constantes llamados de atención, ha señalado la inacción de las autoridades ante la explotación de este espacio. Ricardo Ripoll, una de sus voces más reconocidas, ha sido particularmente enfático en exigir medidas concretas para detener la destrucción del Pomier.
Un discurso sin nombres, pero con señales
El anuncio de Abinader sobre la paralización de la minería en las Cuevas del Pomier es, sin duda, un paso importante. Según explicó el mandatario, el Ministerio de Medio Ambiente ha emitido una resolución que ordena el cese inmediato de las operaciones mineras en la zona núcleo y de amortiguamiento del Monumento Natural. Además, ha solicitado a la UASD, INTEC y PUCMM la elaboración de un plan de remediación ambiental.
¿Será suficiente el anuncio presidencial?
Más allá de la política y el simbolismo, el verdadero desafío es la implementación de la medida. El historial de protección ambiental en República Dominicana está plagado de resoluciones que nunca se cumplen. No sería la primera vez que una orden de paralización queda en el papel mientras la actividad extractiva continúa con la complicidad de funcionarios y empresarios.
La gran interrogante es si esta decisión será sostenida en el tiempo o si, como ha ocurrido en otros casos. Aquí es donde el activismo ciudadano y el periodismo independiente deberán mantener su rol vigilante para asegurarse de que la medida no se diluya con el tiempo.
La decisión de detener la minería en las Cuevas del Pomier es una victoria para la lucha ambiental. Sin un reconocimiento explícito, pero con señales que no pueden ignorarse, el mensaje del presidente deja una lección clara: cuando la ciudadanía se organiza y exige cambios, el poder político se ve obligado a escuchar, aunque no siempre quiera admitirlo.
