Somos Pueblo – La intensificación de la violencia en Haití ha provocado una caída drástica en las actividades del mercado binacional que opera en la provincia fronteriza de Elías Piña, uno de los principales puntos de intercambio comercial entre ambas naciones.
Aunque las autoridades dominicanas mantienen habilitada la frontera los lunes y viernes por la mañana, el flujo de comerciantes y compradores ha disminuido notablemente debido al temor que generan las bandas armadas que operan del lado haitiano.
Según testimonios recogidos en el área, muchos de los comerciantes haitianos han dejado de cruzar la frontera, mientras que los dominicanos también han reducido sus operaciones, alarmados por la inseguridad creciente al otro lado del límite.
Pérdida de dinamismo económico
El mercado de Elías Piña ha sido históricamente un espacio clave para el abastecimiento de productos agrícolas, textiles y otros bienes de consumo, tanto para comunidades dominicanas como haitianas. Sin embargo, en las últimas semanas, decenas de locales permanecen cerrados, y la circulación de mercancías se ha visto interrumpida en varios puntos del corredor fronterizo.
Funcionarios locales han confirmado que, a pesar de los esfuerzos por mantener activo el intercambio, la situación se torna cada vez más insostenible. “El ambiente de incertidumbre que proviene del lado haitiano ha ahuyentado a muchos participantes del mercado”, señaló una fuente vinculada a la gobernación provincial.
Denuncia ante la ONU
El canciller de la República Dominicana, Roberto Álvarez, abordó la gravedad del panorama durante su participación en una reciente sesión del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde calificó la crisis de seguridad en Haití como “una amenaza directa” para la estabilidad nacional dominicana.
Álvarez citó datos alarmantes: solo en 2024, más de 5,600 personas han muerto como resultado de la violencia en territorio haitiano, cifra que pone en evidencia el deterioro institucional del vecino país y la imposibilidad de garantizar la seguridad de su población y del entorno fronterizo.
Repercusiones sociales y humanitarias
Además del impacto económico, la situación también ha generado un incremento en los controles migratorios, repatriaciones y operativos de seguridad por parte de las autoridades dominicanas. Residentes de comunidades fronterizas reportan mayor presencia militar y restricciones de movilidad en zonas sensibles.
El cierre parcial de las operaciones comerciales también repercute en la economía de subsistencia de cientos de familias de ambos lados de la frontera, que dependen directamente de las transacciones en el mercado binacional.