14 de octubre 2024, Santo Domingo.- En un eco de las protestas masivas que sacudieron al país bajo el gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), los residentes de varios sectores de Santo Domingo volvieron a hacer sonar sus cacerolas, esta vez en contra de la controversial reforma fiscal impulsada por el actual gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM), liderado por Luis Abinader.
Este domingo, una gran cantidad de dominicanos manifestaron su descontento ante una medida que, según el gobierno, busca incrementar el gasto público y la inversión en infraestructura, al mismo tiempo que intenta aliviar el déficit fiscal.
El recuerdo de los «cacerolazos» que derrocaron la popularidad del PLD está fresco en la memoria colectiva del pueblo dominicano. En ese entonces, la protesta resonaba como un símbolo de resistencia contra un gobierno que, según la población, había perdido el contacto con las necesidades del pueblo.
Hoy, sin una coordinación centralizada, los dominicanos han tomado nuevamente sus utensilios de cocina para protestar de forma espontánea, replicando aquellas manifestaciones que sentaron las bases para un cambio de gobierno.
Este creciente descontento podría ser una advertencia para el PRM. El presidente Luis Abinader, quien ha anunciado que no buscará la reelección, parece no tener mucho que perder políticamente con esta impopular reforma. Sin embargo, los legisladores del PRM que aún aspiran a un futuro político exitoso se enfrentarán a un gran reto: el peso de esta reforma fiscal, vista por muchos como abusiva, podría marcar su destino en las urnas.
La medida, que incrementa los impuestos sin proponer recortes significativos en los gastos del gobierno, ha generado un profundo rechazo en amplios sectores de la sociedad. Los analistas advierten que esta reforma podría costarle al PRM su mayoría en el Congreso, dejando el camino abierto para una nueva reconfiguración política. El sacrificio que el gobierno demanda de la población, sin hacer lo propio desde las instituciones, ha avivado el malestar social.
El déficit fiscal sigue siendo un desafío para la economía dominicana, y muchos consideran que esta reforma no aborda las verdaderas causas del problema, sino que simplemente busca aumentar los ingresos para mantener el gasto público, en lugar de tomar medidas drásticas para reducirlo. Las cacerolas sonaron fuerte bajo el PLD, y hoy lo hacen nuevamente bajo el PRM.
¿Será este el preludio de un nuevo cambio en el panorama político dominicano?