Shanghái (China), 26 nov (EFE).- El portavoz de la Embajada china en EE. UU. advirtió que «nadie ganará una guerra comercial o arancelaria», en respuesta a las amenazas del presidente electo Donald Trump de imponer aranceles adicionales del 10 % sobre los productos chinos al asumir la presidencia en enero de 2025.
Liu Pengyu, vocero de la legación china en Washington, expresó a través de la red social X que la cooperación económica y comercial entre China y EE. UU. es inherentemente beneficiosa para ambos países. «Nadie ganará una guerra comercial o arancelaria», enfatizó.
Trump había anunciado previamente en su plataforma Truth Social que impondrá el mencionado arancel a todos los productos chinos hasta que China frene el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos, un opioide sintético que está detrás de más de 150 muertes por sobredosis diarias en EE. UU. El mandatario electo también destacó que sus esfuerzos previos para resolver este problema con China no habían tenido éxito.
«He tenido muchas conversaciones con China sobre las enormes cantidades de fentanilo enviadas a EE. UU., pero no han dado resultados», indicó Trump, quien mencionó que las autoridades chinas le aseguraron que aplicarían la pena de muerte a los narcotraficantes, pero no cumplieron con su promesa. Según Trump, las drogas están llegando a través de México en cantidades sin precedentes.
Por su parte, Liu Pengyu rechazó las acusaciones de Trump, afirmando que la idea de que China permita deliberadamente el envío de fentanilo a EE. UU. «va en contra de los hechos y la realidad». El portavoz recordó que las agencias antinarcóticos de ambos países han retomado su comunicación regular desde la cumbre entre los presidentes Xi Jinping y Joe Biden en San Francisco en noviembre del año pasado.
Liu también aseguró que China ha compartido con EE. UU. los avances en las operaciones contra los narcóticos y ha tomado medidas conforme a las solicitudes de EE. UU. para verificar los indicios de tráfico de fentanilo.
Durante su campaña, Trump había propuesto imponer aranceles de hasta el 20 % sobre todos los productos importados y del 60 % sobre aquellos provenientes de China, con el objetivo de proteger los empleos en EE. UU. y fortalecer su postura en la guerra comercial que comenzó en 2018 durante su primer mandato.
