sábado, mayo 4, 2024

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Después de la marea verde Danilo Medina y el PLD ya no son los mismos

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Después del domingo 22 de enero de 2017 Danilo Medina y el PLD ya no son los mismos. Han quedado totalmente desnudos. Aunque ya lo estaban entre franjas sociales radicalizadas, con la marea verde la desnudez y el descrédito se han tornado mayúsculos y se han remontado a los ojos de la gran mayoría del pueblo dominicano.

Fuimos a la marcha sabiendo que el presidente Medina es el principal sobornado de Odebrecht. Para nadie es un secreto que el dinero de la sobrevaluación de Punta Catalina fue utilizado por el Presidente para comprar su reelección al Congreso, a partidos de oposición y a los grandes grupos mediáticos..

También fuimos a la marcha movidos por un profundo amor a nuestro pueblo, amor a nuestra gente sencilla, y con la voluntad de seguir adelante junto a la ciudadanía hasta que todos los ladrones y desfalcadores del Estado terminen en la cárcel.

Sabemos que la impunidad no es más que un sistema de dominación política a la cabeza del cual en este momento se encuentran el presidente Medina y el PLD, quienes gobiernan el país con métodos mafiosos. Ponerle fin a la impunidad implica entonces ponerle fin al régimen peledeísta, esto quiere decir romper la continuidad del balaguerismo y el trujillismo que nunca han sido realmente echados del poder.

Sabemos además que no basta una marcha, una ola o una marea por muy contundentes que sean; la impunidad y la corrupción son efectos y causas a la vez de la desigualdad social, el monopolio de las riquezas y el poder por parte de un minúsculo grupo, y una institucionalidad que solo sirve para eternizar el dominio político del PLD.

De ahí que la respuesta a esa realidad no puede ser otra que la auto organización de la ciudadanía orientada a convertirse en contrapoder, con aspiraciones legitimadas en la decisión de luchar como bando político por una sociedad más equitativa y una democracia incluyente. Obvio que eso pasa por derrotar el proyecto autoritario, mafioso y continuista de Danilo Medina y el PLD.

Asumir, entonces, que el problema de la impunidad es un asunto de deficiencia institucional, y que con un decreto, una ley o una decisión judicial de poderes bajo el control de una red mafiosa se pueda lograr solución satisfactoria, es obviar el problema de fondo. Planteamientos de este tipo podrían deberse a ingenuidad política o contubernio con el peledeismo en cuestiones de gubernamentalidad.

Por eso no sorprende que desde el bando de Danilo Medina y el PLD, luego de comprobado el éxito de la marcha, altos funcionarios se presentaran ante los medios de comunicación con planteamientos favorables.

La primera en expresar su “apoyo” fue la vice presidenta Margarita Cedeño, luego el ministro de Comercio Temístocles Montas, después el ministro de la Presidencia Gustavo Montalvo, y finalmente el ministro Administrativo de la Presidencia José Ramón Peralta. Sus mensajes encontraron eco en un editorial del periódico digital Acento.com que valora como positivo el apoyo oficialista a la marcha en tanto los puntos de vista de estos funcionarios eran los mismos que los promovidos por sus convocantes.

Cinismo y oportunismo político explican las declaraciones de esos y otros altos dirigentes de la Mafia-PLD gobernante. Antes que la marcha se produjera, la subestimaron y la descalificaron; hicieron esfuerzos para que la gente no asistiera. A raíz del éxito rotundo de la marcha, el PLD ahora intenta venderse con una retórica de sensatez declarando que respalda acciones cívicas ciudadanas como el 22E, mientras al mismo tiempo apuesta a la corrupción, la impunidad y la cooptación.

Sin embargo, una parte grande de la ciudadanía ya está clara en que Danilo Medina, su gobierno, su Congreso y su Procurador carecen del más mínimo interés en enfrentar la impunidad y la corrupción, y esto por el simple hecho de ser ellos sus principales arquitectos y beneficiarios.

Finalmente, la marea verde nos deja una lección que no podemos obviar. En términos de la lucha política, en nuestro país se dibuja un nuevo mapa de fuerzas políticas y sociales opuestas, en un bando están el pueblo-la ciudadanía, hartos del robo, la impunidad, el atropello, la inseguridad, etc.; y en otro bando Danilo Medina, el PLD y sus aliados. Este último bando se ha convertido, sirviéndonos del lenguaje de la política clásica,  en el enemigo principal del pueblo y la democracia en la República Dominicana.

Por César Mieses.

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