La representante interina ante la ONU llama a la comunidad internacional a asumir su cuota de responsabilidad en medio de la creciente violencia y el colapso institucional haitiano
Somos Pueblo — Estados Unidos ha declarado ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que no seguirá asumiendo por sí solo la carga financiera de la misión internacional de apoyo a la seguridad en Haití. Así lo afirmó este lunes Dorothy Shea, representante interina de EE. UU. ante la ONU, durante la sesión dedicada a abordar la grave crisis humanitaria y de seguridad que atraviesa la nación caribeña.
“Estados Unidos ya no puede continuar con la enorme carga financiera”, manifestó Shea, al tiempo que exhortó a otros países a aportar recursos y asumir su parte de la responsabilidad. “Es momento de que la comunidad internacional encare la sostenibilidad a largo plazo de los procesos de estabilización en Haití”, añadió.
Según cifras presentadas por el Congreso estadounidense, el gobierno anterior encabezado por Joe Biden había comprometido alrededor de 380 millones de dólares para la misión de seguridad, a través de los departamentos de Estado y Defensa. Sin embargo, el cambio de administración en Washington ha reorientado las prioridades presupuestarias y puesto en tela de juicio la continuidad de este nivel de apoyo.
En su intervención, Shea presentó un diagnóstico sombrío de la situación en Haití, marcada por el control creciente de pandillas armadas, una ola de violencia sin precedentes, y un deterioro generalizado del orden institucional. Subrayó que, si bien el compromiso de su país ha sido firme hasta ahora, la solución debe ser colectiva. “Animamos a los donantes internacionales a dar un paso al frente y contribuir con su parte”, insistió.
La misión de seguridad multinacional (MSS), propuesta por el secretario general de la ONU, António Guterres, aún no ha alcanzado su capacidad operativa plena. De los 2,500 efectivos prometidos, sólo se han desplegado cerca de 1,000. El presupuesto necesario para el funcionamiento anual de la fuerza ronda los 600 millones de dólares, lo que ha planteado serios desafíos para su implementación.
Guterres propuso que Naciones Unidas asuma directamente los costos logísticos y estructurales de la misión, eliminando la dependencia de aportes voluntarios que, hasta la fecha, han demostrado ser insuficientes y erráticos. No obstante, esta propuesta aún no ha sido incluida en la agenda formal del Consejo de Seguridad, lo que ha generado preocupación sobre la viabilidad de una respuesta internacional sostenida.
La declaración de Estados Unidos ocurre en un contexto de creciente alarma internacional ante el avance de organizaciones criminales en Haití, la parálisis del sistema judicial y los altos niveles de desplazamiento interno. En las últimas semanas, distintos actores del sistema de Naciones Unidas han reiterado la necesidad de una acción urgente y coordinada para evitar que la crisis derive en un conflicto regional de mayores proporciones.
Hasta ahora, EE. UU. ha sido el principal sostén financiero de la MSS, pero el nuevo enfoque expresado por su delegación plantea un escenario en el que otros países deberán aumentar significativamente su participación. La postura también responde a una tendencia más amplia del actual gobierno estadounidense de reevaluar su política de asistencia exterior, con énfasis en una distribución más equitativa del esfuerzo internacional.
El llamado de Shea refuerza las demandas recientes de varios países afectados por el impacto regional de la crisis haitiana, incluyendo República Dominicana, que ha elevado su tono en foros internacionales alertando sobre el desborde de la inseguridad y sus efectos transfronterizos. La advertencia coincide con declaraciones del canciller dominicano Roberto Álvarez, quien ha calificado la situación en Haití como una amenaza directa a la seguridad nacional.
En este panorama, la continuidad y eficacia de la misión multinacional dependerán en gran medida de la voluntad política y financiera del resto de los miembros del sistema internacional. La falta de acción coordinada podría debilitar aún más los esfuerzos por restablecer el orden y aliviar la crisis humanitaria que afecta a millones de haitianos.
Mientras tanto, el Consejo de Seguridad mantiene bajo análisis el futuro de la operación, y se espera que en las próximas semanas se definan nuevas estrategias para su financiamiento, despliegue y operación. La pregunta que queda en el aire es si la comunidad internacional podrá actuar a tiempo para evitar un colapso definitivo del Estado haitiano.
