Somos Pueblo – “El agua vale más que el oro”, así lo proclamaron en la madrugada de este lunes 5 de mayo varios comunitarios de Cotuí mientras vigilaban la cabecera del río Naranjo, una fuente vital que, según sus palabras, alimenta a más de mil familias. La vigilancia ciudadana responde al temor de que la empresa minera Barrick Gold continúe desmontando áreas boscosas cercanas al afluente para extender sus operaciones.
“Estamos aquí en la loma cuidando el río… porque el gobierno y Barrick nos quieren destruir”, expresó un comunitario en un video difundido en redes sociales a las 5:11 de la mañana. En las imágenes se observa el curso del río y un grupo de personas acampando cerca de su cauce. El mensaje fue claro: la comunidad se declara en pie de lucha para evitar lo que describen como un “crimen ambiental”.
Desde el pasado 8 de enero, residentes del distrito municipal de Zambrana, en Cotuí, han denunciado la presencia constante de militares y maquinaria pesada en la zona. De acuerdo con los testimonios recopilados, se han realizado múltiples desmontes forestales en las inmediaciones del río sin la debida supervisión de las autoridades ambientales.
A través de una investigación publicada por El País, se confirmó que Barrick Gold ejecuta un nuevo proyecto en la zona de Las Tres Bocas, en la provincia Sánchez Ramírez, donde busca construir un nuevo depósito de relaves o presa de cola. Esta instalación serviría para almacenar los desechos tóxicos derivados de su operación minera, lo que ha provocado alarma en las comunidades afectadas por la posible contaminación de fuentes de agua cercanas.
Los líderes comunitarios afirman que las medidas de reubicación propuestas por la empresa son inadecuadas y desventajosas, y sostienen que el río Naranjo —última fuente de agua sin contaminación en el área— se encuentra ahora bajo amenaza directa.
El sacerdote Nino Ramos ha acompañado las protestas en más de una ocasión, alertando sobre una “tala indiscriminada” de árboles y la falta de respuesta por parte del Ministerio de Medio Ambiente y otras autoridades. “Están desmontando sin control”, denunció en marzo.
Las manifestaciones, que han incluido marchas, vigilias y bloqueos de carretera, se han desarrollado de forma pacífica, aunque con una presencia constante de fuerzas de seguridad. Los comunitarios han advertido que no abandonarán el lugar hasta que cesen las intervenciones mineras cerca del río y se garantice una evaluación ambiental independiente.
Hasta el momento, ni Barrick Gold ni el Ministerio de Medio Ambiente han ofrecido declaraciones oficiales sobre el impacto de este proyecto específico en el río Naranjo ni sobre las denuncias recientes de los habitantes de Zambrana.
La situación de Cotuí refleja un conflicto mayor que se repite en distintas zonas del país: el choque entre el modelo extractivo impulsado por intereses económicos y la defensa de los recursos naturales por parte de las comunidades afectadas.