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miércoles, febrero 19, 2025

El oro se dispara a US$2,900 por onza troy, alcanzando su mayor valor histórico

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El precio récord de la onza troy de oro, que alcanzó este viernes los US$2,900 en el mercado internacional, podría significar una transformación significativa para las finanzas de la República Dominicana, un país cuya economía depende en gran medida de sus exportaciones mineras. Este nuevo panorama plantea tanto oportunidades como desafíos para el gobierno y la planificación fiscal del país.


Santo Domingo, República Dominicana – El precio del oro sigue su ascenso en los mercados internacionales, alcanzando un valor histórico de US$2,900 por onza troy. Este fenómeno ha captado la atención no solo de inversionistas globales, sino también de economistas y autoridades dominicanas, quienes anticipan un impacto directo en los ingresos del Estado. Según reportes de plataformas como Bloomberg e Inversoro.es, el precio del metal precioso sigue oscilando entre US$2,886.70 y US$2,900, cifras nunca vistas, lo que abre nuevas posibilidades para las economías que dependen de la exportación de oro, como la República Dominicana.

El país, que en el Presupuesto Nacional de 2025 proyectaba un precio de US$2,500 por onza, podría experimentar ingresos extraordinarios por encima de las expectativas. Según el economista Henri Hebrard, con este aumento en el precio del oro, el gobierno podría generar ingresos adicionales de hasta US$500 millones. En un escenario optimista, se estima que las exportaciones de oro podrían alcanzar los US$3,000 millones en 2025, frente a los US$1,300 millones exportados en el año anterior.

Hebrard recalca que, en este nuevo contexto de precios, es urgente revisar las proyecciones fiscales y ajustar la planificación para aprovechar al máximo los recursos provenientes de la minería. La mina de Pueblo Viejo, que actualmente aporta significativamente a las arcas del Estado, podría ver un aumento en su producción si se realiza la ampliación proyectada, lo que elevaría las exportaciones de oro y los ingresos derivados de este sector.

El oro no es el único recurso mineral valioso para la República Dominicana. El economista también subraya la importancia de los llamados “metales raros”, como el cobalto, presente en el ferroníquel y otras aplicaciones industriales y médicas. Aunque su valor es menor que el del oro, el aprovechamiento de estos recursos podría incrementar aún más los ingresos del país. Sin embargo, Hebrard advierte que es esencial planificar de manera efectiva cómo se manejarán estos recursos, ya que son finitos y requieren de una gestión sostenible.

En este sentido, Vargas, economista e investigador, ha señalado que, a pesar de las altas expectativas, las autoridades dominicanas carecen de políticas claras para la explotación de minerales metálicos, particularmente en la frontera dominico-haitiana. En su opinión, no existe una estrategia concreta para financiar proyectos de desarrollo agrario, agroindustrial e industrial que aprovechen el auge de los metales preciosos. Además, apunta que el país necesita desarrollar una cooperación mutua con Haití para explorar los yacimientos de oro y otros minerales en la zona fronteriza, una oportunidad que podría beneficiar a ambas naciones.

El desafío no solo radica en aumentar las exportaciones, sino también en cómo el gobierno maneja los ingresos derivados de la minería. El país ha impulsado un proyecto de ley que propone destinar la mitad de los ingresos generados por la minería a un fondo de inversión, siguiendo el ejemplo de países como Colombia y Perú. Esta medida busca garantizar que los recursos obtenidos beneficien a las comunidades cercanas a los yacimientos y, en general, a las capas populares del país. Sin embargo, la implementación de este proyecto aún depende de la voluntad política y la capacidad del Estado para gestionar los fondos de manera transparente y eficiente.

El auge del precio del oro puede significar una oportunidad económica sin precedentes para la República Dominicana, con ingresos adicionales que podrían ser clave para financiar el desarrollo nacional. Sin embargo, los economistas advierten que el país aún necesita una planificación estratégica en términos de explotación minera y distribución de la riqueza. La minería puede ser un motor de crecimiento, pero solo si se maneja con responsabilidad, transparencia y un enfoque de desarrollo sostenible que beneficie a toda la sociedad. La discusión sobre el rol de la minería en el financiamiento de la agenda de desarrollo es, por tanto, una prioridad que el gobierno no puede seguir postergando.

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