Somos Pueblo. – En un valiente acto de búsqueda de justicia, Crystabell Finke, una mujer de fuerte carácter y profunda indignación, ha decidido alzar su voz para denunciar la corrupción y la falta de imparcialidad que ha experimentado en el sistema judicial de la República Dominicana. En un testimonio cargado de dolor y frustración, Crystabell nos abrió las puertas de su realidad personal, marcada por el engaño, el abuso y el fracaso de las instituciones encargadas de impartir justicia, en una reciente visita a nuestra redacción de Somos Pueblo y en un video difundido a través de nuestras redes sociales.
Crystabell, madre y profesional de la abogacía, vio su vida transformada cuando, a raíz de disputas familiares sobre bienes heredados, comenzó a enfrentarse a un sistema judicial que consideraba no solo ineficaz, sino profundamente corrupto. Con una carrera profesional que comenzó en 1998, su alejamiento del ejercicio del derecho fue motivado por la desilusión de ver cómo la justicia no reflejaba los principios que ella defendía. «Había colgado mi toga por vergüenza, porque no reflejaba conmigo adentro», relató. Sin embargo, tras ser víctima de múltiples estafas y engaños por parte de familiares, decidió retomar su carrera legal para defenderse y, de paso, buscar una respuesta ante la impunidad que la rodeaba.
El relato de Crystabell es el de una mujer que, desbordada por la falta de ética y transparencia del sistema judicial, decidió enfrentarse a la corrupción de forma solitaria. «Mi hijo me dijo: Mami, nosotros no tenemos que no defendernos, ya que más nadie lo iba a hacer«. Con estas palabras, que resuenan como un eco de desesperación y esperanza, Crystabell, comenzó a reescribir su historia personal, luchando contra un sistema que no solo le había fallado, sino que la había aplastado.
A pesar de los esfuerzos de diversos abogados que no lograron avanzar en su caso, Crystabell, no se dio por vencida. Sin embargo, al retornar al campo legal, se encontró con una realidad mucho más cruda de lo que había imaginado: un sistema judicial que, según sus propias palabras, «está peor que como yo la había dejado». Para ella, la justicia dominicana es la «ley del más fuerte», donde los poderosos tienen el control absoluto, dejando a los ciudadanos comunes en una posición de vulnerabilidad. «En la República Dominicana hay que tener miedo de tener razón», afirmó, revelando la angustia que le genera tener que luchar por lo que es justo en un sistema que no tiene la capacidad de garantizarlo.
Crystabell denunció las múltiples irregularidades que experimentó en su caso. En la Cámara Civil y Comercial de Puerto Plata, el proceso estuvo plagado de retrasos y falta de transparencia. Documentos esenciales fueron entregados con demoras inexplicables, y en varias ocasiones, los funcionarios encargados de su caso no respondieron a sus peticiones. «Tuve que recurrir a un notario para que me entregaran los documentos. Cuando me los entregaron, la respuesta fue tan rápida que me sorprendió», narró. Esta falta de seriedad en el manejo de los casos no solo ha generado desconfianza en las instituciones judiciales, sino que refuerza la idea de que el sistema está manipulado para beneficiar a los más poderosos.
Uno de los episodios más escandalosos ocurrió cuando Crystabell solicitó la recusación de una jueza con vínculos familiares con los involucrados en su caso. A pesar de presentar pruebas de la parcialidad, la Corte rechazó su solicitud sin ofrecer una justificación clara. «No mostraron motivaciones, simplemente dijeron que lo que yo decía no tenía fundamento», relató. Este rechazo ante las pruebas presentó una nueva cara de la justicia dominicana, una justicia que, para Crystabell,, no es objetiva ni imparcial, sino que está comprometida con intereses ajenos a los principios de equidad y justicia.
Crystabell, también expresó su indignación ante la falta de acción de la Fiscalía en su caso. Cuando presentó una querella, en lugar de recibir una respuesta adecuada, se encontró con una actuación ineficaz y desinteresada. «Me entregaron un documento con un delito que no tenía nada que ver con mi caso», comentó, subrayando lo que considera una falta de profesionalismo por parte de las autoridades encargadas de velar por el cumplimiento de la ley.
Con este testimonio, Crystabell lanza un grito de auxilio, pidiendo a la sociedad dominicana que no permanezca indiferente ante una realidad tan desgarradora. En sus palabras, hay una súplica desesperada por un cambio en el sistema judicial, que permita a todos los ciudadanos, sin excepción, acceder a una justicia verdadera, imparcial y efectiva. «Lo único que quiero es que me hagan justicia», concluyó, con la esperanza de que su denuncia sea escuchada y tomada en cuenta por aquellos que tienen el poder de cambiar las cosas.
Crystabell es solo una de muchas víctimas que, en su lucha por la justicia, se encuentran con un sistema que no les permite avanzar, pero su denuncia sirve como un faro de advertencia para aquellos que aún esperan que las instituciones judiciales trabajen en favor del pueblo. Este testimonio no solo expone las fallas del sistema, sino que también hace un llamado urgente a la acción para garantizar que la justicia en la República Dominicana sea realmente para todos.