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martes, abril 15, 2025

“Le dije ayúdame… pero era un muerto”: Patricia Ovalles narra el horror vivido en el Jet Set

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Somos Pueblo — Aún con las heridas visibles en su rostro, internada en un centro de salud y con la voz quebrada por el trauma, Patricia Ovalles comparte una historia que va más allá de la tragedia: la de una mujer que sobrevivió al colapso del Jet Set y que, atrapada bajo los escombros durante casi seis horas, se aferró con todo lo que tenía a una sola esperanza: vivir.

La noche del martes 8 de abril comenzó como tantas otras en la icónica discoteca de Santo Domingo. Música, luces, una pista de baile vibrante y la voz de Rubby Pérez, quien ofrecía su presentación habitual. Pero esa noche todo cambió en cuestión de segundos.

“Vi una bolsa azul salir del techo… y todo colapsó”

Según relató Patricia Ovalles en una entrevista ofrecida a Univisión Noticias, fue Mayra Vallejo, trabajadora que la acompañaba esa noche, quien advirtió primero la señal de que algo no andaba bien. “La pista de baile está cayendo agua”, dijo Mayra. Luego, Patricia recuerda cómo el cantante Rubby Pérez, ya fallecido en el incidente, notó también un extraño polvo en el ambiente. “Rubby dice que hay arenilla y se tapa la cara. Su hija le dice ‘papi, vámonos’, y él responde: ‘no, yo voy a seguir’”, narró.

Poco después, Patricia alzó la mirada y lo que vio fue el presagio del desastre: una bolsa azul se disparó desde el techo, seguida de un estruendo. “Caí al piso… y ya todo se había desbaratado”.

Entre los muertos, la voluntad de seguir viva

No perdió el conocimiento, pero sí la noción del tiempo. Rodeada de escombros, cuerpos y polvo, Patricia escuchaba gritos de auxilio mientras intentaba mantenerse alerta. “Había un celular que sonaba… pero era de una persona muerta. Yo lo sabía porque tenía mi mano sobre ella y no se movía”.

En medio de esa escena desoladora, logró hacer una llamada. Marcó el número del padre de su hijo, quien reside en Nueva York. Lo que dijo fue una despedida disfrazada de súplica: “Cuida a mi hijo… no le digas nada… cuídalo por favor, no me lo desampares”.

También pensó en sus padres, en su familia. “No quería morir, no así, no con tanto por vivir”, expresó.

“Agarré una mano… pero era un muerto”

Patricia buscaba el contacto humano. En su desesperación, extendió la mano y encontró otra. “Le dije ‘ayúdame’… pero era un muerto”. Fue entonces cuando escuchó la voz de otra mujer, también atrapada: “Agárrame a mí, que estoy viva”. Esa fue su chispa de esperanza.

Cuando los rescatistas lograron llegar a su ubicación, Patricia ya estaba al borde del colapso. Le prohibieron tomar agua, y le aplicaron suero a la fuerza. “Ellos trabajaron muy fuerte”, dijo con gratitud. Una varilla de gran tamaño, que pudo haberla atravesado, fue removida por los equipos de rescate. También le retiraron el cuerpo sin vida que la cubría, permitiéndole tomar aire por primera vez en horas.

Entonces, llegó la luz.

“Uno de los rescatistas me dijo: ‘Mira, los rayos de luz están saliendo’. Me tiró su saco para protegerme, y lloraba. Me dijo: ‘Tú naciste hoy, esta es tu fecha’”.

Un renacer entre ruinas

Para Patricia, el 8 de abril no será recordado únicamente como el día en que cientos murieron. Será también el día que volvió a la vida. Hoy, su recuperación continúa, no solo a nivel físico, sino también emocional. Las secuelas de esa noche permanecerán, pero también la fuerza con la que resistió.

“Desde lo más profundo de los escombros, volví a nacer”, afirma.

La historia de Patricia Ovalles no solo expone el horror vivido por los sobrevivientes del colapso del Jet Set, sino que se convierte en símbolo de resistencia, de la capacidad del ser humano de encontrar esperanza en la oscuridad más absoluta.

En medio del dolor nacional que ha provocado esta tragedia, su voz recuerda que la vida, incluso en su forma más frágil, puede sostenerse con un suspiro, una oración… o una mano viva entre la muerte.

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