Somos Pueblo — La Cámara de Diputados recibió esta semana dos proyectos de resolución que solicitaban al presidente Luis Abinader la compra formal de los terrenos donde operaba la discoteca Jet Set, con el propósito de construir allí un parque o monumento en memoria de las más de 220 personas fallecidas tras el colapso del establecimiento. Sin embargo, ambas iniciativas fueron retiradas el mismo día de su presentación, sin ofrecerse explicación alguna, dejando en suspenso una propuesta que buscaba preservar simbólicamente el lugar de la tragedia más mortífera en un espacio de entretenimiento en la historia reciente del país.
El primer documento fue depositado el miércoles 9 de abril por el diputado Miguel Arredondo, apenas 24 horas después del derrumbe. En su contenido, solicitaba al Poder Ejecutivo que instruyera al Ministerio de Cultura a utilizar una partida del presupuesto nacional para adquirir el terreno donde ocurrió la tragedia, y destinarlo a la construcción de un espacio multifuncional con carácter histórico, educativo, cultural, deportivo y turístico.
Al día siguiente, la diputada Olfany Méndez presentó una segunda propuesta que también incluía la declaratoria de utilidad pública del solar, como paso previo para su expropiación o compra estatal, con el fin de levantar un monumento que honrara a las víctimas del desastre ocurrido el 8 de abril de 2025.
A pesar del respaldo que ambas iniciativas generaron en sectores de la sociedad civil y en redes sociales, ambos proyectos fueron retirados ese mismo jueves, sin explicaciones formales por parte de los legisladores proponentes ni del liderazgo de la Cámara de Diputados. La súbita decisión ha despertado inquietudes sobre posibles obstáculos políticos, presión externa o desacuerdos sobre el uso futuro del terreno donde operó por más de cinco décadas la popular discoteca capitalina.
Terreno con carga simbólica y emocional
La idea de adquirir el terreno del Jet Set no es menor. En ese espacio físico se produjo una tragedia de gran impacto nacional: más de 220 personas fallecieron luego del colapso del techo, entre ellas figuras públicas, artistas, jóvenes, empresarios y ciudadanos de distintas provincias del país.
La madrugada del 8 de abril, durante una presentación del merenguero Rubby Pérez, el techo del establecimiento se desplomó repentinamente. Entre las víctimas están el expelotero de Grandes Ligas Octavio Dotel, su colega Tony Blanco, la gobernadora de Monte Cristi Nelsy Cruz, el presidente de AFP Popular Eduardo Grullón, y la joven estudiante y voluntaria Lía Gómez, de 19 años.
En total, se han confirmado 225 fallecimientos, según el más reciente informe del Centro de Operaciones de Emergencias (COE) y el Ministerio de Salud Pública. El luto nacional fue extendido hasta el 14 de abril mediante el Decreto 195-25.
Un vacío institucional y social
El retiro de las resoluciones ha dejado un vacío simbólico y político. Para muchos familiares de víctimas y miembros de la sociedad civil, convertir ese terreno en un espacio de memoria es una forma de justicia moral y reparación colectiva. No se trata solo de rendir homenaje, sino de preservar un lugar cargado de dolor como recordatorio permanente de la necesidad de prevención, fiscalización estructural y responsabilidad estatal.
Algunos sectores han comenzado a especular sobre el futuro del solar, alertando sobre la posibilidad de que, en vez de convertirse en un lugar de recogimiento nacional, termine siendo objeto de negociaciones inmobiliarias o comerciales. De momento, no se ha anunciado ninguna intención formal del Gobierno respecto a la adquisición del terreno.
Mientras tanto, las víctimas y sus historias siguen resonando en el país entero, y muchos dominicanos insisten en que el lugar donde perdieron la vida no debe ser borrado ni ignorado, sino dignificado con un espacio público que invite a la reflexión y al respeto por la vida.
El terreno del Jet Set, hoy en ruinas, podría convertirse en el primer parque memorial dominicano surgido de una catástrofe civil. Pero para eso, antes debe haber voluntad política clara y sostenida.Diputados retiran propuesta para que el Estado compre los terrenos del Jet Set y construya un parque conmemorativo
Somos Pueblo — La Cámara de Diputados recibió esta semana dos proyectos de resolución que solicitaban al presidente Luis Abinader la compra formal de los terrenos donde operaba la discoteca Jet Set, con el propósito de construir allí un parque o monumento en memoria de las más de 220 personas fallecidas tras el colapso del establecimiento. Sin embargo, ambas iniciativas fueron retiradas el mismo día de su presentación, sin ofrecerse explicación alguna, dejando en suspenso una propuesta que buscaba preservar simbólicamente el lugar de la tragedia más mortífera en un espacio de entretenimiento en la historia reciente del país.
El primer documento fue depositado el miércoles 9 de abril por el diputado Miguel Arredondo, apenas 24 horas después del derrumbe. En su contenido, solicitaba al Poder Ejecutivo que instruyera al Ministerio de Cultura a utilizar una partida del presupuesto nacional para adquirir el terreno donde ocurrió la tragedia, y destinarlo a la construcción de un espacio multifuncional con carácter histórico, educativo, cultural, deportivo y turístico.
Al día siguiente, la diputada Olfany Méndez presentó una segunda propuesta que también incluía la declaratoria de utilidad pública del solar, como paso previo para su expropiación o compra estatal, con el fin de levantar un monumento que honrara a las víctimas del desastre ocurrido el 8 de abril de 2025.
A pesar del respaldo que ambas iniciativas generaron en sectores de la sociedad civil y en redes sociales, ambos proyectos fueron retirados ese mismo jueves, sin explicaciones formales por parte de los legisladores proponentes ni del liderazgo de la Cámara de Diputados. La súbita decisión ha despertado inquietudes sobre posibles obstáculos políticos, presión externa o desacuerdos sobre el uso futuro del terreno donde operó por más de cinco décadas la popular discoteca capitalina.
Terreno con carga simbólica y emocional
La idea de adquirir el terreno del Jet Set no es menor. En ese espacio físico se produjo una tragedia de gran impacto nacional: más de 220 personas fallecieron luego del colapso del techo, entre ellas figuras públicas, artistas, jóvenes, empresarios y ciudadanos de distintas provincias del país.
La madrugada del 8 de abril, durante una presentación del merenguero Rubby Pérez, el techo del establecimiento se desplomó repentinamente. Entre las víctimas están el expelotero de Grandes Ligas Octavio Dotel, su colega Tony Blanco, la gobernadora de Monte Cristi Nelsy Cruz, el presidente de AFP Popular Eduardo Grullón, y la joven estudiante y voluntaria Lía Gómez, de 19 años.
En total, se han confirmado 225 fallecimientos, según el más reciente informe del Centro de Operaciones de Emergencias (COE) y el Ministerio de Salud Pública. El luto nacional fue extendido hasta el 14 de abril mediante el Decreto 195-25.
Un vacío institucional y social
El retiro de las resoluciones ha dejado un vacío simbólico y político. Para muchos familiares de víctimas y miembros de la sociedad civil, convertir ese terreno en un espacio de memoria es una forma de justicia moral y reparación colectiva. No se trata solo de rendir homenaje, sino de preservar un lugar cargado de dolor como recordatorio permanente de la necesidad de prevención, fiscalización estructural y responsabilidad estatal.
Algunos sectores han comenzado a especular sobre el futuro del solar, alertando sobre la posibilidad de que, en vez de convertirse en un lugar de recogimiento nacional, termine siendo objeto de negociaciones inmobiliarias o comerciales. De momento, no se ha anunciado ninguna intención formal del Gobierno respecto a la adquisición del terreno.
Mientras tanto, las víctimas y sus historias siguen resonando en el país entero, y muchos dominicanos insisten en que el lugar donde perdieron la vida no debe ser borrado ni ignorado, sino dignificado con un espacio público que invite a la reflexión y al respeto por la vida.
El terreno del Jet Set, hoy en ruinas, podría convertirse en el primer parque memorial dominicano surgido de una catástrofe civil. Pero para eso, antes debe haber voluntad política clara y sostenida.