Los Ángeles enfrenta una grave crisis tras el descontrolado avance de dos incendios forestales alimentados por fuertes vientos que, desde ayer, han llevado al estado de emergencia a varias zonas de la ciudad. Más de 30,000 residentes han sido evacuados ante la amenaza inminente de que el fuego alcance áreas densamente pobladas. La situación se complicó aún más hoy con la aparición de un tercer foco activo.
En Pacific Palisades, un exclusivo vecindario de Los Ángeles, las llamas se han extendido rápidamente, pasando de consumir 80 hectáreas a arrasar 1,500 en cuestión de horas. Ante la gravedad de los hechos, la alcaldesa Karen Bass declaró el estado de emergencia durante la tarde.
A pesar del esfuerzo coordinado por el Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD), las llamas continúan fuera de control. El avance del fuego representa una amenaza directa para unas 10,000 viviendas.
Se espera que las condiciones climáticas adversas persistan, con ráfagas de viento superiores a los 90 km/h que podrían intensificar aún más la propagación del incendio. Estas condiciones se ven agravadas por un paisaje extremadamente seco, resultado de una notable ausencia de lluvias en el sur de California. Desde mayo, las precipitaciones han sido mínimas, alcanzando apenas 2.5 mm, mientras que las temperaturas han registrado un aumento significativo en los primeros días de enero.
Las autoridades trabajan contrarreloj para contener los incendios y proteger a las comunidades amenazadas, pero el panorama sigue siendo crítico.
