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sábado, marzo 1, 2025

Los mineros del Pomier, preocupados por las nuevas normas ambientales

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Somos Pueblo. – En los últimos días, las Cuevas del Pomier, uno de los patrimonios más valiosos del país, se han visto envueltas en un conflicto entre la preservación de su rica historia cultural y la actividad minera que ha prosperado en la zona por generaciones. El Gobierno, en su esfuerzo por proteger este bien, ha tomado medidas drásticas que incluyen la prohibición de las actividades mineras en la reserva, una decisión que, aunque necesaria para preservar las 50 cuevas con arte rupestre precolombino, ha generado tensiones con las comunidades locales.

La decisión del Gobierno de prohibir la minería en las Cuevas del Pomier ha sido recibida con preocupación por las comunidades locales. La Asociación de Mineros del Pomier, que agrupa a cientos de trabajadores de la zona, ha expresado su malestar ante lo que consideran una medida abrupta que afecta no solo a los mineros, sino también a sus familias, que dependen de esta actividad para su sustento. Los mineros, que durante años han trabajado en la extracción de piedra caliza, insisten en que la minería no solo es una fuente de empleo, sino también un recurso esencial para diversas industrias en el país.

Negra Corporán, una minera artesanal, lamentó la forma en que las autoridades han manejado la situación. «Lo que quiero es que el presidente de la República venga aquí, no que nos impongan una decisión sin escucharnos», manifestó. Por su parte, Carlos Corporán, otro trabajador de la minería, destacó que la actividad minera artesanal tiene un impacto positivo en la región, al generar empleo para más de 120 familias. «Nosotros no vendemos droga, nosotros vendemos piedra caliza, de la que el gobierno usa para la pasta de dientes, de la que se usa por Punta Catalina, de la que usamos para la pastilla, de la que usamos para sacar el azúcar, de la que usamos para criar los pollos. Eso es lo que nosotros producimos», agregó.

El conflicto actual pone de manifiesto la difícil tarea de equilibrar la conservación del patrimonio cultural con las necesidades económicas de las comunidades. Por un lado, la preservación de las Cuevas del Pomier es fundamental para asegurar la protección de uno de los sitios más representativos de la historia de la isla. Por otro lado, las familias que dependen de la minería enfrentan una situación de vulnerabilidad económica, y su reclamo por alternativas viables es legítimo.

Las Cuevas del Pomier, o Reserva Antropológica Cuevas de Borbón, son reconocidas no solo por su valor geológico, sino también por ser un testimonio invaluable de la cultura taína. Con más de 1,700 muestras de arte rupestre, el sitio se ha convertido en un emblema de la historia precolombina del Caribe. La reciente resolución del Ministerio de Medio Ambiente (013/2025) que prohíbe la minería en la zona tiene como objetivo preservar estos vestigios, que han sido parcialmente dañados por la explotación minera.

Ubicadas en la provincia de San Cristóbal, las Cuevas del Pomier son un testimonio de la rica historia de los taínos, los pueblos originarios de la isla. Sus paredes albergan más de 1,700 figuras rupestres, que incluyen grabados y pinturas que datan de hace más de 500 años. Este sitio arqueológico ha sido una fuente de orgullo para la nación, y su preservación se ha convertido en una prioridad tanto a nivel local como internacional.

La importancia cultural de las cuevas no es solo una cuestión nacional; su valor trasciende fronteras. Por esta razón, el presidente Luis Abinader, durante su discurso del 27 de febrero, anunció el inicio del proceso para convertir las Cuevas del Pomier en la «Capital Prehistórica del Caribe». Además, se ha planteado la intención de solicitar que sean declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, un paso fundamental para asegurar su protección a nivel mundial.

Sin embargo, la actividad minera, que ha sido parte del tejido económico de la región durante décadas, ha dejado una huella considerable en el entorno. Según informes del Ministerio de Medio Ambiente y la Academia de Ciencias, las operaciones mineras, tanto artesanales como industriales, han provocado el deterioro de varias de las cuevas en la zona de amortiguamiento, poniendo en riesgo su integridad. La extracción de piedra caliza, además de afectar el equilibrio ecológico, ha dañado estructuras prehistóricas que son irreemplazables.

A pesar de los esfuerzos por regular la minería, el informe del Viceministerio de Áreas Protegidas de 2022 revela que la empresa Dominicana de Cales (Docalsa), que opera dentro del área protegida, también ha sido parte de las actividades destructivas, aunque se encuentra fuera del perímetro de la reserva núcleo.

Las autoridades deben reconocer que la preservación de estos tesoros culturales no solo beneficia a las generaciones presentes, sino también a las futuras, en términos de identidad nacional, turismo y educación. Sin embargo, también es esencial que se tomen en cuenta las preocupaciones de las comunidades locales, quienes requieren soluciones sostenibles que les permitan mantener su medio de vida sin comprometer la integridad del patrimonio cultural.

Una posible solución podría ser el desarrollo de proyectos de minería sostenible que se lleven a cabo bajo estrictas normas ambientales y que aseguren la protección de las áreas de alto valor histórico. Además, se podrían implementar programas de capacitación para los mineros locales, orientados a la conservación y el aprovechamiento de recursos de manera responsable. Asimismo, el fortalecimiento del turismo cultural podría generar nuevas oportunidades económicas para las familias de la zona, diversificando sus fuentes de ingresos.

Las Cuevas del Pomier representan un patrimonio cultural invaluable que debe ser protegido a toda costa. La reciente prohibición minera es un paso hacia la preservación de este legado, pero también debe ir acompañada de un diálogo abierto y constructivo con las comunidades locales. La preservación del patrimonio no debe ser vista como un obstáculo para el desarrollo económico, sino como una oportunidad para crear un futuro más sostenible, donde el bienestar de las personas y la protección del medio ambiente coexistan en armonía.

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