Somos Pueblo – Tres años después del despliegue de la Fuerza Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití, la situación en el país caribeño sigue siendo alarmante. A pesar de la presencia de un millar de policías extranjeros y las fuerzas de seguridad locales, los grupos armados continúan expandiendo su control, sembrando el caos y desafiando la autoridad gubernamental.
El deterioro de la seguridad en Haití ha generado un creciente descontento tanto dentro como fuera del país. La promesa de estabilización que acompañó el despliegue de la fuerza internacional se ha desvanecido ante la realidad de un territorio donde las pandillas siguen operando con impunidad.

Un cambio de postura entre los líderes haitianos
Uno de los giros más llamativos en este escenario ha sido la postura de Fritz Alphonse Jean, miembro del Consejo Presidencial de Transición. En 2022, Jean se mostró como un férreo opositor a la intervención extranjera, calificándola como una «vergüenza nacional» y exigiendo soluciones internas basadas en el consenso político.
Sin embargo, tres años después, su discurso ha cambiado drásticamente. En recientes visitas a las tropas de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, Jean expresó su gratitud y reconoció la labor de los efectivos desplegados en Haití. Este viraje ha despertado críticas entre quienes, como él en su momento, se oponían a cualquier tipo de intervención extranjera.
Resistencia a la intervención y advertencias previas
Desde el inicio de la crisis, actores políticos y sectores de la sociedad civil han manifestado su rechazo a la presencia de fuerzas extranjeras en suelo haitiano. En agosto de 2023, varios grupos enviaron cartas a Rusia y a la Unión Africana solicitando su oposición a la fuerza multinacional, denunciándola como una «fuerza de ocupación» destinada a legitimar el control extranjero sobre Haití.
En estos documentos, también se argumentaba que el gobierno de facto había utilizado la crisis de seguridad como excusa para justificar la intervención. Las críticas fueron dirigidas no solo a las autoridades haitianas, sino también a organismos internacionales como la ONU y gobiernos extranjeros, especialmente a la administración de Joe Biden.
Además, se propuso la creación de una comisión de investigación independiente con la participación de Rusia y China para evaluar posibles vínculos entre las bandas armadas, el Grupo Central y las autoridades haitianas. Sin embargo, estas iniciativas no lograron frenar la implementación de la misión multinacional.
El avance de las pandillas y la crisis humanitaria
A pesar de los esfuerzos internacionales, la situación en Haití ha empeorado. Las pandillas han reforzado su presencia y continúan operando en amplias zonas del país, generando un escenario de extrema violencia e inestabilidad. Secuestros, asesinatos y enfrentamientos armados forman parte del día a día de una población que clama por seguridad y estabilidad.
Incluso la fuerza multinacional ha sufrido bajas en su intento de contener el avance de los grupos criminales. Recientemente, dos policías kenianos pertenecientes a la misión fueron asesinados, evidenciando la dificultad de la tarea encomendada a las tropas extranjeras.
Un futuro incierto para Haití
El pueblo haitiano se encuentra en una encrucijada. Tras años de resistencia a la intervención extranjera, hoy muchos sectores ven con preocupación la falta de resultados y comienzan a cuestionar si la única salida es recurrir nuevamente a fuerzas de paz de la ONU.
La pregunta sigue en el aire: ¿logrará Haití recuperar la estabilidad con ayuda externa o esta será solo otra página en su larga historia de crisis e inestabilidad? Mientras tanto, la población sigue viviendo bajo el dominio del miedo, sin una solución clara a la vista.


