Somos Pueblo – El Papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio, ha fallecido este lunes 21 de abril a las 7:35 de la mañana en su residencia de la Casa de Santa Marta, en el Vaticano. Tenía 88 años. La noticia fue confirmada en un mensaje videograbado por el camarlengo, cardenal Kevin Joseph Farrel, quien, con voz solemne, anunció al mundo el deceso del sumo pontífice: “El obispo de Roma ha vuelto a la casa del Padre”.
Francisco, primer papa de origen americano y jesuita en la historia de la Iglesia Católica, fue una figura clave del siglo XXI. Su legado, marcado por la humildad, la cercanía al pueblo y una incansable defensa de los más desfavorecidos, ha sido reconocido incluso más allá de los límites del catolicismo. Su partida marca el cierre de una era reformista que intentó humanizar la institución eclesial y aproximarla a los desafíos sociales contemporáneos.
Una muerte anunciada entre señales de despedida
Aunque el Papa había retomado brevemente sus apariciones públicas tras recibir el alta médica el pasado 23 de marzo, su estado de salud continuaba siendo delicado. Estuvo hospitalizado por una fuerte neumonía en el hospital Gemelli de Roma durante más de un mes. A pesar de su convalecencia, el pasado domingo apareció en el balcón central de la Basílica de San Pedro para impartir la tradicional bendición Urbi et Orbi, siendo esta su última aparición pública.
Ese mismo día recibió en privado al vicepresidente estadounidense, JD Vance, un gesto que, retrospectivamente, adquiere un carácter simbólico. Su fallecimiento fue anunciado formalmente a través de los canales oficiales del Vaticano poco después de la ceremonia matutina en la capilla de la Casa Santa Marta, donde estuvieron presentes el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, y otras figuras clave de la curia vaticana.
Un funeral conforme a su visión pastoral
Por primera vez se pondrán en práctica las reformas funerarias que el propio Papa Francisco estableció en 2023 mediante el documento Ordo Exsequiarum Romani Pontificis. Dichos cambios buscan resaltar el carácter pastoral del líder de la Iglesia Católica por encima de su dimensión institucional.
Entre las modificaciones más significativas se encuentran la eliminación del uso de los tradicionales tres ataúdes (ciprés, plomo y roble) por uno solo de madera con interior de zinc, y la disposición de su cuerpo directamente en el féretro, sin el uso de catafalcos ni báculos simbólicos. Asimismo, se suprime la figura de la Cámara Apostólica, y durante las ceremonias el fallecido será referido como “obispo de Roma”, reforzando la visión de Francisco de una Iglesia cercana y despojada de formalismos excesivos.
El Papa había expresado su voluntad de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, un lugar profundamente significativo en su vida espiritual por su devoción mariana.
Una vida de servicio
Nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, Jorge Mario Bergoglio ingresó a la Compañía de Jesús en 1958 y fue ordenado sacerdote en 1969. Su trayectoria eclesial fue ascendente: obispo auxiliar en 1992, arzobispo de Buenos Aires en 1998, y creado cardenal por Juan Pablo II en 2001. Su elección como papa el 13 de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, rompió con siglos de tradición europea.
Durante su pontificado, el Papa Francisco impulsó reformas internas profundas: abordó con firmeza el tema del abuso sexual dentro de la Iglesia, promovió una mayor transparencia financiera y reformó la Curia Romana. Fue un incansable defensor del medioambiente —su encíclica Laudato si’ marcó un hito en la doctrina social de la Iglesia— y abogó por la fraternidad humana en su documento Fratelli tutti. Vivió en la Casa de Santa Marta, alejándose de la pompa del Palacio Apostólico, y se convirtió en un símbolo de sencillez.
El futuro de la Iglesia Católica
Con la muerte del Papa Francisco se inicia el periodo conocido como Sede Vacante, durante el cual el Colegio de Cardenales se prepara para elegir a su sucesor en un nuevo cónclave. Entre los nombres que más resuenan como posibles sucesores figura el del cardenal italiano Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano, quien ha sido una figura clave durante el pontificado de Francisco.
Parolin, de 70 años, ha mostrado una visión moderada y pragmática, con una trayectoria diplomática que abarca misiones en Nigeria, México, Venezuela y Asia. Es considerado un puente entre el legado progresista de Francisco y las estructuras tradicionales de la Iglesia. Otros nombres que emergen con fuerza son el del cardenal Matteo Zuppi, de perfil pastoral y progresista, y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, cercano a las comunidades del continente asiático.
Un legado que trasciende lo religioso
Más allá de los confines de la Iglesia, la figura del Papa Francisco tocó conciencias y provocó debates. Su discurso directo, su disposición al diálogo interreligioso y su enfoque centrado en la dignidad humana y la justicia social lo convirtieron en una voz global en tiempos de incertidumbre.
Con su partida, el mundo despide no solo a un líder espiritual, sino a un símbolo de esperanza para millones. Su legado continuará siendo referencia obligada para quienes anhelan una Iglesia más cercana al pueblo, más humilde, y más comprometida con los desafíos éticos de nuestra época.
En un mundo cada vez más polarizado, la memoria del Papa Francisco queda como un llamado persistente a la unidad, al cuidado del prójimo y a la misericordia. Mientras el Vaticano se prepara para una nueva elección papal, el eco de su voz y sus gestos sigue vivo entre quienes encontraron en él un pastor auténtico.