Somos Pueblo. – El 9 de marzo se conmemora el natalicio de Francisco del Rosario Sánchez, uno de los tres Padres de la Patria, figura clave en la lucha por la independencia dominicana. A lo largo de su vida, Sánchez no solo lideró el movimiento independentista, sino que también demostró un firme compromiso con la soberanía nacional, un sacrificio que le costó la vida y lo convirtió en símbolo de resistencia para la República Dominicana.
Francisco del Rosario Sánchez nació el 9 de marzo de 1817 en Santo Domingo, en el seno de una familia patriota que desde temprana edad influyó en su carácter. Hijo de Narciso Sánchez Ramona y Olaya del Rosario de Belén Fernández, Sánchez fue el primogénito de once hermanos. Su formación inicial estuvo marcada por la influencia de su madre, quien le inculcó los primeros conocimientos, y por el sacerdote peruano Gaspar Hernández, quien fortaleció su espíritu patriota y lo orientó en la lucha por la independencia.
A lo largo de su vida, Sánchez desarrolló una educación autodidacta notable, dominando el francés y el latín, y alcanzando una vasta cultura que lo convertiría en un excelente abogado. Fue conocido por sus intervenciones jurídicas y su capacidad de defender con firmeza los principios que regían la lucha por la libertad.
Sánchez se integró al movimiento independentista La Trinitaria, creado por Juan Pablo Duarte, y desempeñó un papel fundamental en la consolidación de la independencia dominicana. Tras el exilio de Duarte en 1843, Sánchez asumió la dirección del movimiento y se encargó de extender los contactos entre diferentes sectores sociales para asegurar el respaldo a la causa independentista. En enero de 1844, redactó un manifiesto que fue publicado el 16 de ese mes, un paso clave en la construcción del sentimiento patriótico que culminaría en la proclamación de la independencia.
El 24 de febrero de 1844, en un acto crucial para la historia dominicana, los trinitarios eligieron a Sánchez como comandante de armas, con el rango de coronel. Apenas tres días después, el 27 de febrero, el patriota dominicano se encontraba en la Puerta del Conde, escuchando el estruendoso disparo del trabuco de Ramón Matías Mella, lo que señalaba el inicio formal de la independencia. En ese momento, Sánchez izó la bandera dominicana, pronunciando las emblemáticas palabras «¡Dios, Patria y Libertad!» y fue elegido presidente de la Junta Gubernativa de la naciente República Dominicana.
A pesar de su crucial papel en la independencia, la vida de Francisco del Rosario Sánchez estuvo marcada por la lucha constante contra la amenaza de la anexión a España. En 1855, tras una serie de conflictos políticos, fue enviado al exilio en Curazao, de donde regresó al año siguiente. Sin embargo, la amenaza de anexión de la República Dominicana a España se concretó con la intervención de Pedro Santana, quien, al tomar el poder, buscó rendir el país a la corona española. Sánchez, siempre fiel a los ideales de independencia, se opuso firmemente a esta anexión.
En 1859, luego de resistir la anexión, fue encarcelado y nuevamente enviado al exilio, esta vez a la isla de Saint Thomas. A pesar de las adversidades, Sánchez nunca abandonó su lucha por la soberanía de la nación. En junio de 1861, lideró una expedición desde el exilio para liberar la patria, cruzando por Hondo Valle, Vallejuelo y El Cercado, pero fue emboscado, herido y capturado en el camino. Tras su captura, fue llevado a San Juan de la Maguana, donde fue juzgado y condenado a muerte.
El 4 de julio de 1861, a los 44 años, Francisco del Rosario Sánchez fue fusilado en el cementerio de San Juan de la Maguana. Su sacrificio y su firmeza ante la adversidad lo convirtieron en un mártir de la independencia dominicana, un símbolo perdurable de la lucha por la libertad.
Francisco del Rosario Sánchez, al igual que Juan Pablo Duarte y Ramón Matías Mella, forma parte de la trilogía de los Padres de la Patria, que con su sacrificio y valentía cimentaron los cimientos de la República Dominicana. Su vida y su muerte son un recordatorio constante de los valores que fundamentan la nación: la libertad, la unidad y la resistencia ante la opresión. Cada 9 de marzo, al recordar su natalicio, los dominicanos renuevan su compromiso con la memoria histórica y con los principios de soberanía que Sánchez defendió hasta el último aliento.