La Corte de Apelación de la provincia Duarte revocó el descargo y ordenó apertura a un nuevo juicio en contra de un adolescente de 15 años, cuyo nombre se omite por asuntos legales, acusado de asesinar de 351 estocadas a su madrastra, Carmen Paulino Gabriel (Rafelina), el pasado año en San Francisco de Macorís.
Al menor de edad inicialmente le dictaron como medida de coerción la prisión preventiva, la cual cumplió por 6 meses. Debido a que según el código del menor este es el tiempo máximo, en diciembre del 2021 le variaron la medida de coerción a visita periódica.
En febrero del año en curso, el Tribunal de Niños, Niñas y Adolescentes de la provincia Duarte descargó al menor, por unas fallas que habría cometido el Ministerio Público en la investigación.
Se recuerda que el menor de 15 años confesó a las autoridades que le ocasionó las puñaladas que le quitaron la vida a la pareja de su papá y que posteriormente lanzó el cuchillo a un solar baldío.
Por el asesinato también está imputado el padre del adolescente, Eusebio Rosario Hernández «Eddy» de 41 años, quien negó que tuviera relación con el crimen. Se encuentra recluido en un centro penitenciario el hecho debido a que no ha podido pagar una garantía económica de tres millones de pesos.
Eddy habría cometido violencia de género agravada y otras acciones contra la joven, quien nunca se querelló.
El cadáver de la mujer fue encontrado en el interior de la cisterna de su vivienda, y este tenía, además de las puñaladas, golpes contusos en la frente y la cabeza.
En entrevistas con el periódico Diario Libre, Lusitania y María, hermanas de la víctima, contaron, que alias Eddy obligaba a su pariente a sostener relaciones sexuales con un perro que tenían en la casa; a acostarse con otros hombres y, además, a ingerir su semen mezclado con su comida. Aseguran que el hombre la golpeaba frente a la familia y la amenazaba para que no se atreviera a contar lo sucedido.
Al ser detenido, alias Eddy tenía rasguños en el área de su cuello, brazo derecho, pierna derecha, cara media de la pierna izquierda y cadera derecha.
El cuerpo de la víctima evidencia que luchó con su verdugo, establece el Ministerio Público.
