Somos Pueblo – En su edición más reciente, el Informe Mundial de la Felicidad 2025 ha colocado a la República Dominicana en la posición 76, una caída significativa respecto al puesto 69 que ocupó en 2024. Esta disminución de siete lugares refleja una tendencia preocupante sobre el bienestar de los dominicanos, y plantea interrogantes sobre los factores que están afectando la calidad de vida en el país.
El informe, elaborado por la ONU y publicado este jueves, se basa en una evaluación global de la satisfacción con la vida, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, el apoyo social, la esperanza de vida en buena salud, la libertad, la generosidad y la corrupción. De acuerdo con estos parámetros, República Dominicana no solo ha perdido terreno en comparación con el año anterior, sino que ha quedado rezagada frente a otras naciones latinoamericanas, como Costa Rica y México, que han logrado posiciones destacadas en la lista.
Un vistazo a la clasificación global
Finlandia sigue encabezando la clasificación por octavo año consecutivo, destacando los factores que, según los expertos, contribuyen a su alto nivel de felicidad, tales como un sistema social robusto, una democracia funcional, y la belleza natural que caracteriza al país. Detrás de Finlandia, los países nórdicos siguen dominando, con Dinamarca, Islandia y Suecia ocupando los lugares segundos, terceros y cuartos, respectivamente.
En el ámbito latinoamericano, Costa Rica se posicionó en el sexto lugar, y México en el décimo, ambos alcanzando por primera vez posiciones tan destacadas en el informe. Estos resultados contrastan con la caída de República Dominicana, que refleja una tendencia que podría estar vinculada a varios factores socioeconómicos y políticos internos.
Los retos del bienestar en República Dominicana
Aunque el país ha experimentado un crecimiento económico en los últimos años, con un aumento en el PIB per cápita y mejoras en algunos indicadores sociales, los problemas persistentes como la desigualdad social, la corrupción y la falta de acceso equitativo a servicios básicos siguen afectando la calidad de vida de una gran parte de la población.
El informe destaca que el bienestar de una población está fuertemente influenciado por la calidad de las relaciones sociales y el apoyo comunitario. En el caso de la República Dominicana, el creciente desajuste entre los sectores de la sociedad, la falta de una red de protección social robusta y la corrupción que afecta a diversas instituciones públicas son factores que podrían estar incidiendo en esta disminución en los índices de felicidad.
Además, el informe subraya la importancia de la generosidad y la confianza en la comunidad como predictores clave de la felicidad. A pesar de los esfuerzos del gobierno y de diversas organizaciones para mejorar la situación del país, los problemas de confianza en las instituciones y la percepción de la corrupción siguen siendo un obstáculo importante para mejorar el bienestar de los dominicanos.
El caso de Estados Unidos: Un contraste llamativo
En un análisis paralelo, el informe también muestra la caída de Estados Unidos, que descendió al puesto 24, su peor clasificación desde 2012. La creciente tendencia de los estadounidenses a cenar en solitario y el aumento de las “muertes por desesperación” han sido citados como factores que explican esta caída en los niveles de felicidad. Este contraste con el contexto latinoamericano, y especialmente con el caso de Costa Rica y México, resalta las diferencias en los enfoques sociales y económicos que afectan la felicidad de los ciudadanos.
Reflexión final: ¿Hacia dónde vamos como nación?
El descenso de República Dominicana en el Informe Mundial de la Felicidad 2025 plantea una serie de interrogantes sobre el rumbo que está tomando el país en términos de bienestar social y calidad de vida. Si bien es cierto que factores externos como las crisis globales pueden influir en los resultados, también lo es que las políticas públicas, la lucha contra la corrupción, y la mejora en la educación y el acceso a servicios de salud siguen siendo áreas clave para recuperar la posición perdida.
Mientras tanto, la pregunta que queda es: ¿Estamos dispuestos a cambiar las estructuras que afectan nuestra felicidad colectiva o simplemente nos resignamos a vivir con lo que tenemos? La respuesta a esa pregunta podría marcar la diferencia entre avanzar hacia un futuro más próspero o continuar siendo parte de una tendencia global que coloca el bienestar humano en un segundo plano.