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jueves, marzo 6, 2025

Sangre en las manos del presidente. Por Fernando Ruíz

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El asesinato de mujeres a manos de sus parejas es un problema social serio que viene afectando desde hace mucho tiempo nuestra sociedad. Recientemente, el asesinato de dos mujeres en San Pedro de Macorís ha abierto una olla de grillos que ha salpicado sangre a las más altas esferas del estado; incluyendo al Procurador Jean Alain Rodríguez y al presidente Danilo Medina.

Todos los feminicidios son verdadera tragedias para los familiares  a quienes les arrebataron su ser querido; pero lo que pasó con Anibel González y Juana Domínguez trae consigo una particularidad que tinta de negro el sistema de justicia dominicano y la Procuraduría General de la República. Los homicidas de estas jóvenes habían intentado asesinarlas previamente, y tras esto, fueron procesados por la justicia y condenados a períodos de prisión de veinte años o más. Luego de esto, la procuraduría negocio «acuerdos» con los agresores, y tras marrullas, falsificación de firmas y movimientos de dinero, procedieron a liberarlos casi inmediatamente, y ya sabemos lo que pasó.

La primera vez que estas jóvenes fueron atacadas fueron víctimas de un atraso cultural en nuestra sociedad, en la que aún algunos hombres ven a sus parejas como su propiedad. La segunda vez es responsabilidad directa del Estado Dominicano, que no protegió a estas dos ciudadanas de los antisociales que debieron ser recluidos por el resto de sus vidas. El estado les falló.

Luego de esto, una investigación hecha por el Diario Libre reveló que el año pasado se hicieron más de seiscientos acuerdos con hombres condenados por agresión física contra sus parejas, revelando que es algo normal en nuestro país que se libere a destiempo y por dinero a criminales violentos para que salgan a dañar nuestra sociedad.

En cualquier otro país del mundo, el homicidio de Anibel González hubiese sido suficiente para que el presidente exija la renuncia del procurador. Pero en nuestra república bananera, van a arrestar dos o tres chivos expiatorios, y los van a hacer ver como los únicos responsables de toda esta situación. Pero los verdaderos culpables son el procurador y el presidente; el primero por incompetente y permisivo, si es que no es cómplice, y el segundo por ser el último responsable y quedarse callado ante esta grave situación y esta falta de su subalterno. La sangre de Juana Domínguez está en las manos de su asesino, de Jean Alain y de Danilo.

Nos parece difícil imaginar que esta política de “acuerdos” se desarrollara de manera individual y simultánea en todo el país. Esto sólo puede ser impulsado desde arriba hacia abajo, por lo que el procurador o es culpable de promover estas marrullas, o lo sabía y se hacía el loco. En ambos caso, esta negligencia criminal debe acabar en nuestro país, y el procurador debe renunciar a su cargo y poner la justicia en manos de alguien que quiera proteger este pueblo.

Ahora nos queda ver si se va realizar alguna investigación ante esta triste realidad de que los golpeadores y asesinos de mujeres andan sueltos. Paralelamente, se debe investigar qué tanto conocimiento tenía Jean Alain Rodríguez de que estos “acuerdos” se estaban realizando; pues es nuestra opinión que este debe ser sometido criminalmente por homicidio involuntario, pues su negligencia llevó a la ida a destiempo de estas dos jóvenes

Ojalá alguien se apiade de las mujeres que ahora viven con la muerte al acecho, y que el presidente o quien sea revise estos acuerdos uno por uno y se evalúe la gravedad de cada caso, para darle paz a quienes saben que sus agresores andan sueltos. Este episodio triste y estas revelaciones van a tener consecuencias, y cuando tengamos un gobierno serio y una justicia independiente, Jean Alain y Danilo estarán en el banquillo de los acusados respondiendo ante esta y todas las otras fechorías que han cometido.

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