El Senado aprobó este miércoles el acuerdo de Cielos Abiertos firmado entre Estados Unidos y República Dominicana, un pacto que promete fomentar el comercio y reducir costos para las aerolíneas. Sin embargo, surgen interrogantes sobre los verdaderos beneficios para el país y si las condiciones del convenio son equitativas para ambas partes.
Aunque el acuerdo busca impulsar el turismo y ofrecer mayor conectividad, algunos expertos advierten que podría generar un desequilibrio en la competencia entre las aerolíneas dominicanas y las estadounidenses, considerando la diferencia de capacidades y recursos entre ambas. ¿Podrán las líneas aéreas locales competir en igualdad de condiciones?
Otro aspecto cuestionable es la rapidez con la que el Senado dio su aval, aprobando el acuerdo en una única discusión y sin aparente debate profundo. Aunque está pendiente la aprobación de la Cámara de Diputados y del Tribunal Constitucional, ¿se están evaluando realmente los posibles impactos económicos y sociales de este pacto?
El convenio también contempla la libertad para que las aerolíneas de ambos países operen en múltiples destinos, realicen escalas y combinen tráfico. Si bien estas disposiciones prometen mayor flexibilidad, ¿están las aerolíneas dominicanas en capacidad de aprovechar estas oportunidades, o se beneficiarán principalmente las empresas extranjeras?
Por otro lado, se ha destacado que este acuerdo es el resultado de 25 años de negociaciones, lo que plantea otra pregunta: ¿por qué tardó tanto en concretarse y qué cambió ahora para que finalmente se aprobara?
Firmado en agosto por el subsecretario de Estado estadounidense José W. Fernández y el ministro de Turismo dominicano David Collado, el acto contó con la presencia del presidente Luis Abinader y representantes de ambas naciones. Sin embargo, queda la duda de si este acuerdo realmente representa un avance histórico para el país o si podría traer más riesgos que beneficios.
