Rosa Idania Reyes, esposa de un empleado fallecido durante el colapso en la discoteca Jet Set, denuncia que aún no han recibido el cuerpo y que ningún representante del establecimiento se ha comunicado con los familiares. El número de víctimas fatales asciende a 221.
Somos Pueblo — Entre lágrimas y con la voz entrecortada, Rosa Idania Reyes, esposa del señor Humberto García Abreu, rompió el silencio este viernes en el Instituto Nacional de Patología Forense, donde acudió a reclamar el cuerpo de su pareja, uno de los más de 220 fallecidos tras el colapso del techo de la discoteca Jet Set ocurrido la madrugada del pasado 8 de abril.
García Abreu se desempeñaba como agente de seguridad del local. Su cuerpo, según Reyes, permanece irreconocible, lo que ha impedido que sus hijas puedan despedirse de su padre. “Mis hijas no han podido velarlo, no van a poder ni siquiera velar a su papá, no le van a poder ver ni siquiera la cara a su papá, porque el cuerpo está irreconocible”, expresó con impotencia.
La tragedia, que se produjo mientras el merenguero Rubby Pérez ofrecía una presentación artística, ha dejado una profunda herida en cientos de hogares dominicanos. Sin embargo, familiares de trabajadores del establecimiento aseguran sentirse doblemente víctimas: por la pérdida y por el abandono.
“Él era seguridad en esa discoteca y se movilizaba por todas partes. Todo el mundo sabe que un seguridad no se queda en un solo lugar. El dueño de la discoteca, sus jefes, tienen que saber que esa persona estaba ahí, y nadie ha mencionado ni a un empleado. Esa gente no se menciona, ¿o solamente los famosos tienen dolientes?”, reclamó Reyes, haciendo un llamado público a los propietarios del local.
La viuda denunció que, hasta la fecha, no ha recibido ningún contacto ni asistencia por parte del establecimiento ni de sus administradores. Además, exige que se reconozca públicamente a los trabajadores fallecidos, quienes también perecieron en el cumplimiento de sus labores.
En medio del dolor, la familia insiste en que se haga justicia. “Mis hijas van a buscar la forma de que a su papá se le haga justicia, que no fue una ni dos, fueron muchas vidas. Mis hijas sufren demasiado, señores, y es demasiada injusticia que todavía no le han entregado el cuerpo de su papá”, manifestó la señora.
Cifras actualizadas y contexto
El director del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), Juan Manuel Méndez, confirmó este jueves que el número de personas fallecidas a causa del colapso asciende a 221, mientras que otras 189 lograron ser rescatadas con vida.
“Logramos, con todas las instituciones aquí presentes, preservar la vida de 189 personas, gracias a Dios. Pero, desafortunadamente, un saldo de 221 personas fallecidas tenemos hasta este momento”, indicó Méndez durante una rueda de prensa celebrada en el lugar de los hechos.
El ministro de Salud Pública, Víctor Atallah, también se pronunció, haciendo un llamado a la ciudadanía a unirse en una plegaria nacional por las víctimas. “Pidamos por sus almas y tengamos empatía con los familiares”, declaró.
A pesar del luto nacional decretado y del acompañamiento institucional, el caso de Rosa Idania Reyes pone en evidencia las brechas en la atención a las familias afectadas, especialmente aquellas que no están vinculadas a figuras públicas o mediáticas. Su testimonio se suma al de decenas de personas que aún esperan respuestas, identificación de cuerpos y algún gesto de responsabilidad por parte de los dueños del establecimiento.
Una tragedia con múltiples rostros
El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) continúa trabajando en la identificación de los fallecidos. Hasta la fecha, más de un centenar de cuerpos han sido reconocidos y entregados a sus familiares, pero aún quedan casos pendientes, como el de García Abreu, cuyo estado impide el reconocimiento visual.
Entre las víctimas identificadas figuran personas de distintas edades, profesiones y nacionalidades, lo que evidencia la magnitud del desastre. El listado, publicado por las autoridades, refleja una composición diversa que incluye desde jóvenes asistentes al evento hasta trabajadores del lugar.
En paralelo, continúa la investigación técnica para esclarecer las causas del colapso, con el compromiso anunciado por el Gobierno de que se establecerán responsabilidades si se determina negligencia o violación de normas de seguridad estructural.





Mientras avanzan las indagatorias y se actualiza la lista de víctimas, la voz de Rosa Idania Reyes resuena como una advertencia sobre los vacíos humanos y estructurales que quedan tras las grandes tragedias. Más allá de cifras y reportes, persisten historias de dolor y exigencias de justicia de familias como la suya, que claman por ser escuchadas y atendidas con la dignidad que merecen.
La memoria de los fallecidos, sean figuras reconocidas o empleados anónimos, exige una respuesta integral que no discrimine y que garantice acompañamiento, reparación y verdad para todos.