Somos Pueblo. – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene lista una orden ejecutiva que busca declarar el inglés como la «lengua oficial» del país, un título que nunca antes se había establecido en la historia de la nación norteamericana. Aunque no se ha especificado la fecha en que firmará esta orden, fuentes cercanas a la Casa Blanca confirmaron que el presidente está preparando una medida que modifica políticas implementadas durante la administración de Bill Clinton.
Este nuevo decreto tiene como objetivo cambiar una directiva de 2000 que instaba a las agencias federales a proporcionar servicios en diversos idiomas para personas con un dominio limitado del inglés. Sin embargo, y a pesar de la eliminación de esa directiva, la orden no eliminará completamente los servicios de traducción en otros idiomas, los cuales continúan siendo necesarios debido al alto volumen de inmigrantes que llegan anualmente a EE. UU., muchos de los cuales no dominan el inglés.
La medida de Trump refleja una postura clara sobre la cuestión del multilingüismo en el país, un tema que ha sido recurrente durante su presidencia. Aunque la orden ejecutiva busca promover la unidad nacional, mejorar la eficiencia de los servicios públicos y facilitar la integración de los inmigrantes, su enfoque puede generar divisiones y cuestionamientos sobre el respeto a las lenguas y culturas que enriquecen el tejido social de EE. UU.
La Casa Blanca no ha revelado detalles específicos sobre cuándo será firmada la orden ejecutiva, aunque en el programa público de actividades de Trump no figura la firma de nuevas órdenes. A pesar de la incertidumbre sobre el momento exacto, las fuentes confirmaron que la medida ya está preparada y que su contenido genera controversia, principalmente por su impacto sobre las comunidades inmigrantes y los servicios públicos.
Según un informe de la Oficina del Censo publicado en 2022, alrededor de uno de cada cinco estadounidenses (68 millones) hablan un idioma distinto al inglés en su hogar. Si bien el número de personas que solo hablan inglés ha crecido sustancialmente en las últimas décadas, pasando de 187 millones en 1980 a 241 millones en 2019, la diversidad lingüística sigue siendo una realidad importante en el país.
La orden ejecutiva también refleja una tendencia más amplia en la administración de Trump hacia la reducción de la presencia de otros idiomas en el ámbito público. En el pasado, el presidente ya había tomado decisiones que han sido vistas como hostiles al multilingüismo, como la eliminación de la página web en español de la Casa Blanca poco después de su llegada al poder en 2017.
El anuncio de esta nueva orden ejecutiva también resucita las críticas hacia las posturas de Trump en cuanto a la inmigración y el multilingüismo. En 2015, durante un debate presidencial, Trump expresó su descontento con el uso del español por parte de su entonces rival Jeb Bush, al afirmar que en Estados Unidos «hablamos inglés, no español». Esta declaración y otras similares han sido vistas como parte de una estrategia de estigmatización hacia los inmigrantes y sus lenguas maternas.
Más recientemente, en su campaña electoral de 2024, Trump abordó la cuestión de los idiomas con comentarios que fueron considerados por muchos como un ataque hacia las comunidades inmigrantes. «Tenemos lenguas que llegan a este país, sin un solo profesor en toda la nación que pueda hablar ese idioma… Son lenguas que nadie en este país ha oído hablar. Es algo espantoso», dijo el mandatario, avivando el debate sobre el multiculturalismo y la inclusión en Estados Unidos.
La declaración del inglés como lengua oficial busca, según la Casa Blanca, promover la «unidad» dentro del país. Sin embargo, este enfoque podría ignorar la diversidad cultural que ha sido parte integral de la identidad estadounidense desde sus orígenes. El multilingüismo en EE. UU. no es solo un hecho sociocultural, sino también un fenómeno que tiene un impacto directo en los servicios públicos, la educación y el acceso a la justicia.
Para muchos, la medida puede ser vista como un intento de imponer una visión monolingüe y monocultural del país, desestimando la rica diversidad lingüística que caracteriza a la nación. En un país que recibe constantemente flujos migratorios, muchos consideran que la implementación de esta orden podría crear barreras adicionales para la integración y el acceso equitativo a los servicios públicos.
Aunque la orden no eliminará completamente la provisión de servicios en otros idiomas, su impacto puede ser significativo en cuanto a la reducción de recursos para las comunidades que dependen de ellos. Además, la percepción de que el inglés es la única lengua «legítima» en un país que alberga a personas de todo el mundo podría intensificar las tensiones raciales y culturales, ya existentes en varias partes del país.
La propuesta de Trump de declarar el inglés como lengua oficial en Estados Unidos es una medida que, si bien busca promover la unidad y eficiencia, podría tener repercusiones importantes sobre la convivencia y la integración de los inmigrantes en el país. Esta decisión está alineada con su postura restrictiva hacia el multilingüismo y podría aumentar las divisiones en una nación que históricamente ha sido un crisol de culturas. Al final, la cuestión no es solo lingüística, sino también un reflejo de la visión de país que Trump busca promover, un país en el que el inglés se erige como la lengua dominante, a pesar de la pluralidad que caracteriza a su población.