Somos Pueblo. – Un 19 de marzo, la República Dominicana rememora uno de los episodios más significativos de su historia, la Batalla de Azua de 1844. Esta confrontación no solo representó el primer gran triunfo de las fuerzas dominicanas contra el ejército haitiano, sino que fue fundamental para consolidar la independencia nacional, proclamada apenas 20 días antes. Con un ejército de apenas 2,500 hombres, bajo el liderazgo del general Pedro Santana, los dominicanos consiguieron vencer a un ejército haitiano de más de 8,000 efectivos, lo que marcó un hito en la lucha por la soberanía del país.
El Contexto de la Batalla
El 27 de febrero de 1844, la República Dominicana proclamó su independencia tras siglos de colonización y ocupación haitiana. Sin embargo, este acto no fue bien recibido por el gobierno haitiano, que inmediatamente comenzó a planificar una estrategia para recuperar el territorio perdido. El presidente haitiano, Charles Hérard Ainé, organizó un ejército de 30,000 hombres, repartidos en tres grandes flancos con la misión de invadir y someter al nuevo Estado independiente.
El primer contingente, dirigido por el general Pierrot, tenía la tarea de avanzar desde el norte, con la meta de tomar las ciudades de Santiago y Puerto Plata. El segundo grupo, comandado por el propio Hérard, debía apoderarse de Azua y San Juan de la Maguana, mientras que el tercer cuerpo, encabezado por Souffrand, se encargaría de ingresar por Neiba con especial interés en tomar Azua.
La Confrontación en Azua
El 19 de marzo de 1844, se produjo el esperado enfrentamiento en las cercanías de la ciudad de Azua. Aunque el ejército dominicano era considerablemente más pequeño que el haitiano, con apenas 2,500 soldados, la determinación y el coraje de los combatientes fueron decisivos. El ejército dominicano, compuesto por soldados inexpertos pero valientes, se enfrentó a un ejército haitiano mucho más numeroso y mejor equipado.
Las tropas dominicanas fueron dispuestas estratégicamente por el general Pedro Santana, quien ordenó que su ejército se distribuyera en varios puntos clave. En el flanco derecho, se apostaron los fusileros azuanos, dirigidos por Valentín Alcántara y Vicente Noble, acompañados por un contingente de macheteros entrenados por el coronel Antonio Duvergé. Además, Nicolás Mañón, con 200 hombres, se apostó en el cerro de Resolí, para reforzar la defensa. En el flanco izquierdo, otras unidades de fusileros, bajo el mando de Matías de Vargas, José Leger y Feliciano Martínez, apoyaban el avance.
A pesar de la disparidad numérica y la falta de experiencia de los dominicanos, las fuerzas nacionales lograron infligir una derrota considerable al ejército haitiano. Las tropas de Hérard sufrieron entre 200 y 300 bajas, mientras que las bajas dominicanas fueron mínimas. Esta victoria no solo fue significativa en términos militares, sino que marcó el inicio de un proceso de consolidación de la independencia dominicana frente a los intentos de reintegración de Haití.
La Resistencia Haitiana y el Segundo Enfrentamiento
Aunque derrotados en Azua, los haitianos no se rindieron. Diez días después de la batalla, el 30 de marzo de 1844, las tropas haitianas volvieron a atacar, esta vez en la ciudad de Santiago de los Caballeros. No obstante, las fuerzas dominicanas, comandadas por el general José María Imbert, resistieron los embates haitianos con notable eficacia. A pesar de los múltiples ataques en diferentes frentes, el ejército haitiano sufrió cerca de 600 bajas y muchos heridos, mientras que las fuerzas dominicanas no tuvieron pérdidas significativas.
Este segundo enfrentamiento en Santiago consolidó aún más la capacidad defensiva de la República Dominicana y mostró la fortaleza de sus tropas, que seguían demostrando su determinación para defender la soberanía nacional.
Un Símbolo de Valentía y Unidad Nacional
La Batalla de Azua no solo fue un enfrentamiento militar, sino que simbolizó la unidad, la valentía y la resistencia del pueblo dominicano frente a la amenaza extranjera. A través de este conflicto, los dominicanos demostraron que, a pesar de ser una nación joven y recién independizada, tenían la capacidad de defender su territorio y su libertad a toda costa.
Hoy, al conmemorar esta victoria, el pueblo dominicano honra el sacrificio de aquellos hombres y mujeres que, con su valentía y determinación, lograron garantizar la independencia y la soberanía de la nación. La Batalla de Azua es, sin duda, uno de los pilares fundamentales en la historia de la República Dominicana y una fuente de orgullo nacional.