Hoy, 24 de octubre de 2024, un helicóptero del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas fue alcanzado por disparos mientras sobrevolaba la capital de Haití, Puerto Príncipe. La aeronave, que transportaba a 18 personas, logró aterrizar de manera segura sin que se reportaran heridos, según confirmaron fuentes de la ONU. Sin embargo, las imágenes muestran varios impactos de bala en el fuselaje y el sistema de rotor del helicóptero, obligando a la agencia a cancelar los vuelos humanitarios previstos para mañana.
Este incidente es un reflejo del aumento de la violencia en Haití, donde las pandillas han tomado control de gran parte de Puerto Príncipe. A principios de esta semana, dos vehículos blindados de la embajada de Estados Unidos también fueron atacados por las pandillas «400 Mawozo» y «Chen Mechan». Aunque no hubo heridos, se cree que los vehículos fueron blanco deliberado de estos grupos criminales. En respuesta, la embajada de EE.UU. ha comenzado la evacuación de parte de su personal no esencial.
La violencia en Haití ha alcanzado niveles sin precedentes en los últimos meses. Según informes de las Naciones Unidas, más de 3,661 personas han sido asesinadas en lo que va del año, y alrededor de 700,000 personas han sido desplazadas debido a los enfrentamientos entre pandillas y las fuerzas de seguridad. El control de las pandillas sobre el 80% de la capital ha paralizado gran parte de las operaciones humanitarias, con rutas terrestres peligrosas y emboscadas constantes a los convoyes de ayuda.
Estos recientes ataques han encendido las alarmas de la comunidad internacional. En octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU votó unánimemente a favor de extender un embargo de armas a Haití, buscando frenar el flujo de armamento que alimenta la violencia. Sin embargo, la presencia de la misión internacional respaldada por la ONU, liderada por Kenia para apoyar a la Policía Nacional de Haití, aún no ha logrado contener el control de las pandillas.
El país sigue sumido en una crisis política, humanitaria y de seguridad, mientras la violencia de las pandillas continúa devastando a la población civil. Los esfuerzos internacionales deben intensificarse para brindar una solución sostenible a la situación, que ha dejado a gran parte del país en el caos.
