Somos Pueblo – Aún acostado en una cama del Hospital Ney Arias Lora, con el rostro visiblemente afectado pero con palabras firmes y agradecidas, Germán Peña Jorge revive la noche en que la tragedia del Jet Set marcó su vida para siempre. Estuvo más de cuatro horas atrapado bajo vigas de concreto y escombros, en medio de un colapso que ha dejado al país en luto.
Esa noche, como cada lunes, la discoteca acogía decenas de personas que acudieron a disfrutar del merengue en vivo. Germán estaba allí junto a sus dos hermanos para acompañar a su tía, fanática de Rubby Pérez. Lo que debía ser una velada tranquila se convirtió en una escena de horror.
“La pista de baile estaba mojada. Mi hermana me advirtió que mirara hacia atrás. Cuando lo hice… todo ocurrió”, recordó Germán.
El derrumbe fue inmediato. La estructura se vino abajo y él quedó sepultado bajo tres vigas. Solo podía mover la cabeza. “Lo que hacía era moverme para evitar quedarme sin aire”, narró. Durante esas largas horas, se aferró a su fe como único soporte. “Mi oración siempre fue: ‘El Señor es mi pastor y nada me faltará’”.
Germán no perdió la conciencia. Escuchaba los gritos y las llamadas de auxilio, pero el peso de las estructuras impedía que lo encontraran. Hasta que su voz fue escuchada por un hombre al que solo conoce como Don Freddy. “Él fue como un ángel. Me escuchó y junto con los bomberos logró sacarme”, dijo, visiblemente emocionado.
En medio del caos, también logró realizar una llamada. “Llamé al padre de mi hijo desde Nueva York. Le pedí que cuidara de él. Le dije: ‘Cuídalo, por favor, no me lo desampares’”, recordó entre pausas.
Su tía, con quien había ido al evento, no sobrevivió. Su hermana quedó atrapada pero fue rescatada con vida. Su hermano, por otro lado, permanece en estado delicado en cuidados intensivos.
Germán considera que su vida comenzó de nuevo el 7 de abril. “Ese es mi segundo cumpleaños. Una nueva oportunidad que Dios me dio. Estoy agradecido por estar vivo”.
El desplome del techo de la discoteca Jet Set ha sido catalogado como una de las tragedias más dolorosas ocurridas en las últimas décadas en República Dominicana. Hasta el momento, las autoridades han confirmado 226 víctimas fatales. Mientras tanto, los heridos continúan siendo atendidos en distintos centros hospitalarios del país y las investigaciones para determinar las causas del colapso siguen su curso.
En medio del luto nacional, relatos como el de Germán Peña Jorge ofrecen un rayo de esperanza. Testimonios que recuerdan que, incluso en medio del desastre, hay historias de fe, de rescate, de vida. Historias que merecen ser escuchadas, porque también forman parte de la memoria colectiva que deja una tragedia como esta.