República Dominicana. Este 16 de febrero se cumplen 52 años del asesinato de Francisco Alberto Caamaño Deño, héroe de la Revolución de Abril de 1965 y figura central en la lucha contra la dictadura y la intervención extranjera en la República Dominicana. Su muerte, ocurrida en las lomas de Nizaíto en 1973, marcó un punto de inflexión en la historia política y social del país, dejando un legado que hoy sigue vigente.
Caamaño, quien fue presidente constitucional de la República durante la revuelta de 1965, se convirtió en un símbolo de la resistencia nacionalista. Tras su exilio en Cuba, regresó al país liderando la expedición guerrillera de Playa Caracoles con el objetivo de derrocar el régimen de Joaquín Balaguer, considerado por sus opositores como uno de los gobiernos más represivos de la historia dominicana. Sin embargo, su misión fue sofocada rápidamente por las fuerzas militares, y según diversas fuentes, incluyendo testimonios y documentos desclasificados, su ejecución fue ordenada directamente por altos mandos vinculados a la CIA y al gobierno dominicano de la época.
El asesinato de Caamaño fue considerado un crimen de Estado y una violación a los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No hubo juicio ni proceso legal que justificara su muerte, lo que refuerza las denuncias de que su ejecución fue premeditada. Documentos históricos sugieren que el propio Balaguer, entonces presidente, habría declarado que en la República Dominicana no existían cárceles aptas para un líder de la estatura de Caamaño, justificando así su eliminación física.
En conmemoración de esta fecha, la Fundación Caamaño ha organizado una serie de actos patrióticos en Nizaíto, lugar donde ocurrió su asesinato. Estos eventos buscan rendir homenaje a la memoria del héroe nacional y sus compañeros de la expedición guerrillera, recordando su sacrificio en la lucha por la democracia y la soberanía.
Francisco Alberto Caamaño Deño sigue siendo una figura emblemática de la historia dominicana del siglo XX y un referente de la lucha antiimperialista en América Latina. Su legado, marcado por la resistencia y el compromiso con la justicia social, permanece vivo en la memoria del pueblo dominicano.
