Los camiones se han adueñado de las calles, convirtiendo las avenidas principales, como la Luperón, en auténticos campos de batalla vehicular. La falta de orden y regulación ha transformado la cotidianidad en una lucha constante por moverse a través de la ciudad.
La invasión de camiones en las calles no solo provoca embotellamientos interminables, sino que también pone en riesgo la seguridad de los peatones y conductores. La incapacidad para transitar libremente ha generado un ambiente de frustración y peligro.
A pesar de las múltiples quejas y denuncias de los ciudadanos, las autoridades parecen hacer oídos sordos a la problemática. La falta de acción efectiva refleja una preocupante desconexión entre los gobernantes y las necesidades urgentes de la comunidad. Sin medidas concretas y rápidas, el desorden solo seguirá creciendo. Es urgente que se tomen acciones decisivas para regular el tránsito y liberar las calles ocupadas por camiones