Danilo Medina, aquel que por demás le conocemos sus capacidades de ataque, pero que por política y diplomacia conveniente se había estado conteniendo todos estos años, ha dejado salir su verdadero yo. e
En pocos minutos se desgarró las vestiduras del político comedido, y dejó salir el fuego abrasador que todo destruye, el rencor, el odio, las amenazas graves, los señalamientos directos, la posesión demoníaca que ha estado articulando desde palacio y que habrá de crear en el porvenir inmediato graves daños a la sociedad dominicana que le adverse.
Acabó lo que refirió como su tolerancia, dejó claro y definido su norte de permanecer al mando desde la figura de Gonzalo Castillo, el Petán del dictador, pues aparenta en su embestida, que no pretendiera ni dejar su escritorio palaciego, para desde dentro y tras bastidores, seguir manejando los destinos del pueblo.
Un gran ego, hasta medio narcisista, irónico y de temer, un nuevo amanecer en RD con sentencia de muerte para la partidocracia opositora, hora de que el pueblo advertido, se prepare a garantizar el respeto a los derechos fundamentales y al debido proceso en cuanto a las venideras elecciones, nunca antes más cerca de una situación calamitosa habrá estado nuestro país.
Lo único que me alegra, es que al fin los enemigos del futuro que nos merecemos, se han quitado las mascaras, lo que debería hacer más difícil un apuñalamiento por la espalda.
Mañana no lloremos lo que hoy no salgamos a defender como pueblo.
Jesus Espaillat Cabral
